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2010-11-23

La Escapada de Narutolandia, Acto 7

Habíamos llegado a una oscura habitación con grandes pantallas por las que se podría ver gente de todas partes de Narutolandia, también una gran consola con botones y palancas y un sillón marrón oscuro en donde estaba sentada una silueta, seguramente fue su vos la que dijo “Los estaba esperando”…
J—Buenas! Estabamos perdidos…
—¡Estaban escapando de la Hermandad de la Estación de Juego!
J—Si, es verdad, nos estaban persiguiendo unos locos que querían borrar nuestras mentes.
B—¿Cómo sabe esto, acaso lo ha visto en sus pantallas? ¿Quién es usted?
—¡Soy el arquitecto de la Matrix!
L—¿Quién?
J—¿En serio boludo?
B—¿Vos sos el arquitecto?
—No… ¡Jajajajaja! Era un chiste… ¡Miren si voy a ser el arquitecto de la Matrix! No, no soy el arquitecto.
L—¿Qué es la Matrix?
J—¿Entonces quien sos?
—Soy… ¡El Sonidista! Me dicen Pablín…
B—¡Hola Pablín! Yo soy Benjamín, ellos son mis amigos Lucía y Juan.
P—Si, lo sabía, yo sé muchas cosas. Cosas que fueron, que son, y cosas que aun no suceden!
B—Eso lo dijo Galadriel…
P—Si.
L—¿Usted tiene el control de la ciudad?
P—¿De Narutolandia? ¡Jaja! No. Yo no controlo mas que el sonido.
B—¿Entonces usted es el responsable de ese sonido espantoso y distorsionado?
P—Si, pero no por que quiera, a mi me contrataron. No loco, a mi no me gusta esa música rara del Japón, a mi me gusta Bob Marley.
J—Si, ya podía oler yo eso!
P—¿Quieren un porrito?
L—¡No gracias!
B—[Es como un Tom Bombadil de Narutolandia]
J—[¡Jajaja! Si, algo así.]
P—Veamos entonces. ¿Por qué es que han llegado a Narutolandia?
L—¿No era que sabe muchas cosas?
P—Si, claro, yo desde este centro de mando puedo ver y escuchar muchas cosas que suceden en Narutolandia… Pero no estoy en sus cabezas. No sé que es lo que piensan, ni lo que murmullan, mucho menos sé cuales eran sus intenciones desde antes de atravesar las puertas negras… Todos hemos atravesado esas puertas alguna vez, salvo aquellos que construyeron el pasaje en primer lugar, pero eso ya es leyenda…
J—Esto me suena a Narnia, no sé por que…
B—¿Qué es Narutolandia Pablín? ¡Explícanos por favor!
P—Yo sé mas de lo que ustedes pueden imaginar, pero mucho menos de lo que ustedes querrían que supiese!
L—Eh… Vamos al grano!
P—¿Seguros que no quieren un porrito?
L—¡Seguros!
P—Yo fui contratado para ponerle sonido a este gran evento que tiene nombre y apellido y que prefiero no nombrar. Necesitaban a alguien “de afuera” para manejar esto, ellos querían estar pendientes de otras cosas.
B—¿Quiénes son ellos?
J—¿Una corporación o mafia secreta?
P—Algo parecido. Son un grupo de sujetos que crean pasajes a esta ciudad, Narutolandia, y tienen oscuras intenciones en el fondo.
L—Decis que tienen oscuras intenciones… ¿Pero por que los ayudas entonces?
P—Para mi era un trabajo mas como todos los que he hecho. No recuerdo bien cuando firmé el contrato, creo que había fumado demasiado y todo daba vueltas, pero una vez hecho el contrato, no puedo romperlo. Solo ellos pueden dejarme salir, y si no cumplo ellos no cumplen. No solo no me pagan, sino que me dejan en esta tierra de locos en donde no sé si venden porritos. Creo que en un baño y en un callejón en las afueras de la ciudad, pero no me atrevo a ir solo, es muy peligroso.
B—¿Las afueras de la ciudad? ¿Dónde es eso y que hay allí?
P—¿Las afueras?
B—Si.
P—Las afueras, están afuera…
B—…
P—Y afuera, en las afueras, está “el afuera”.
B—…
P—¡Jajajajajajaja!
J—¡Le estás dando duro al porro, eh!
P—Si… ¿Quieren…
L—¡NO! ¡NO QUEREMOS!
P—Iba a decir si quieren que les explique sobre Narutolandia…
J—Si, eso si. Explicanos por favor.
P—Ellos, como los llamo, son los líderes de una agrupación, una sociedad secreta, como los mazones, los iluminatis, los accionistas de Disney Landia…
J—Escalofriante!
B—Muy!
L—¡Cállense! Disney es bueno por que ahí esta Mikey, que es bueno también.
P—Vos no sabes la verdad de Disney Landia…
B—Volvamos a Narutolandia.
P—Si.
B—¿Qué hay con los negocios? Parece que está toda la ciudad infectada de negocios.
P—Si. Esta organización secreta comanda los negocios. En apariencia quieren atrapar incautos y sacarles los ahorros con objetos religiosos raros. Pero hay algo mas. Es todo una trampa. Se dice que en cada uno de estos “eventos” hay gente perdida.
L—¿Gente perdida?
P—Algunos quedan para siempre viviendo en Narutolandia. Muchos terminan vagando, inclusive, en las afueras de la ciudad, y a veces se pierden en ellas y nunca regresan.
J—Ya veo…
B—Esto es como un complot siniestro.
L—Deberíamos salir de acá lo antes posible.
P—Si, deberían, ustedes que pueden irse, vayanse!
B—En todas las películas de suspenso o terror que he visto algún personaje extraño aconseja a los protagonistas que se vayan y no le hacen caso. Tiempo después terminan todos muertos. Recomiendo que le hagamos caso.
J—Sin embargo me gustaría resolver este misterio.
L—Piensen en toda esta pobre gente que está atrapada en Narutolandia.
P—Ellos no se dan cuenta, no piensen en ellos.
B—Necesitamos saber mas cosas.
P—Tienen poco tiempo, sospechan que están acá, deberían irse rápido.
L—¿Cómo sabes que ellos saben?
P—Ellos siempre suelen saber…
J—Claro…
B—¿Qué es lo que sucede afuera de la ciudad? Estoy intrigado.
P—No lo sé, mi alcance en realidad es en la parte céntrica de la ciudad Narutolandia, en las afueras de la ciudad y en los profundos callejones no tengo alcance. Lo que sé lo sé por rumores que escucho y atando cabos. Sé que afuera de la ciudad ellos tienen un control limitado. También sé que una vez que se cierra el pasaje, las afueras quedan inalcanzables para el mundo de donde hemos venido. La ciudad de Narutolandia es la clave, pero la clave, en verdad, la tienen ellos. Es mejor que nunca los conozcan, no los busquen. Yo no sé si he de volver…
L—¿Podemos ayudarte?
P—¡Vayanse ahora! Yo voy a estar bien, tengo un contrato, ellos respetan los contratos por que obran a través de los contratos. Ahora les advierto. Habrá un momento en el que se harán rituales y representaciones públicas en la plaza principal, luego habrán conciertos en vivo, y cuando se escuche el karaoke será la última oportunidad, luego se cerrarán las puertas y puede que muchos estén perdidos por mucho tiempo, o para siempre. Si necesitan ayuda, creo que pueden encontrarla fuera de Narutolandia, pero tengan cuidado, alejarse demasiado de Narutolandia puede alejarlos definitivamente de nuestro mundo. ¡Ahora si, vayanse de inmediato, no responderé mas preguntas!
L—¿Pero…
P—¡Dejenme fumar tranquilo!
J—Si, mejor nos vamos.
B—Vamos de acá Lucía, nos vamos de Narutolandia, esto se está poniendo muy peligroso.— Atravesamos una puerta por donde una escalera caracol conduce a un callejón iluminado.
P—¡No se olviden de escuchar a Bob Marley!— Me pregunté si el último consejo de Pablín era un consejo que nos ayudaría en nuestro viaje, o si ya estaba totalmente volteado…
...

2010-11-16

La Escapada de Narutolandia, Acto 6

Nos quedamos estupefactos contemplando esa enorme habitación semejante a una mezquita. En ella se encontraban los “hermanos de la estación de juego” realizando alguna clase de ritual. Todos y cada uno de ellos estaba frente a una maquina con la que interactuaba, parece ser que a través de ella es que tenían contacto con su dios. Decidimos bajar unas escaleras para inspeccionarlos de cerca total, parecían demasiado hipnotizados por las máquinas como para que notasen nuestra presencia.
J—Bajemos por esas escaleras para inspeccionarlos de cerca total, parecen demasiado hipnotizados por las máquinas como para que noten nuestra presencia
L—¡No, es peligroso! Tendríamos que haber pedido permiso a alguien para entrar, o haber preguntado.
J—Pero si no había nadie a quien preguntar ni pedirle permiso, si alguien se nos acerca o dice algo le preguntamos o pedimos permiso.
B—O le decimos que estamos buscando un baño!
J—Esa siempre es una buena alternativa.
L—No creo que nos la crean.
B—El “no” ya lo tenemos, vamos por el “si”.
J—¡Ese es el espíritu aventurero que me gusta, vamos!
Bajamos las escaleras de piedra sin barandal y nos encontramos en el patio de adoración virtual. Efectivamente, los hermanos de la estación estaban totalmente en trance conectados a esas máquinas misteriosas, quizás realmente allí encuentren al dios que nosotros buscamos en vano en imágenes o estampas, al menos las máquinas les contestaban a sus plegarias de alguna forma… Caminamos entre los sujetos, la gran mayoría eran muchachos jóvenes, y no tan jóvenes pero no lo suficientemente adultos, habían muy pocas mujeres. No pudimos identificar claramente lo que las máquinas mostraban, tal vez era necesario adquirir ciertas capacidades particulares para comunicarse con esos aparatos. No era de extrañar, manejaban los controles como si lo hubiesen hecho desde bebes, tan hábilmente como cualquiera camina, puede que realmente sea así.
B—Me pregunto cuanta vida real habrán sacrificado estos tipos para vivir sus vidas virtuales?
J—¿Vos podes estar seguro de cual es la vida virtual y cual la real?
L—Eso es una tontería, no se puede confundir la realidad con la realidad virtual.
B—Si se puedo, tanto que hasta he soñado jugar al Age of Empire!
J—Yo también, jajaja!
L—Pero no es lo mismo. En la realidad hay sensaciones que no están en la realidad virtual.
J—Sin embargo cuando uno sueña siente el sueño como siente la realidad, muchas veces mas intensamente.
B—Bueno, teniendo en cuenta que lo que percibe nuestro cuerpo es transformado en impulsos electroquímicos que interpreta el cerebro y luego transformado en información, la mente podría generar información similar de modo que algo virtual nos sea a nuestra conciencia algo real.
J—Entonces no podemos saber con exactitud si lo que percibimos proviene de la realidad o es creación de nuestra mente.
L—Por mas real que nos parezca un estímulo en la mente, podemos sentir si es falso o si es real, eso es lo importante!
B—Lo que uno sienta no tiene por que ser importante para definir la realidad.
L—Si la realidad personal.
B—Digamos que lo que uno siente justifica o no cierto aspecto de la realidad para uno mismo, pero no altera en verdad la realidad.
J—Pero lo que verdaderamente importa es lo que sentimos acerca de las cosas, no importa tanto se es verdad, es verdad para nosotros y por ello nos afecta directamente!
B—Eso es cierto, pero…
L—¡BASTA! Dejen de filosofar, este lugar me da escalofríos!
J—Te dije que te traigas una bufanda, vos siempre tan descubierta.
B—Por que se hace la santa, pero es una exhibicionista!
L—¿Escuchaste lo que dijo?
J—Si, pero es cierto…
L—¡Vos tenés que defenderme!
—¡Ustedes! Dejen de hablar que distraen a los hermanos. Esperen su turno en el área de espera.— Se trataba de un sujeto grandote vestido de amarillo con una remera que decía “Administrador de la Estación”. Señalaba un área en la que otros cuantos sujetos estaban sentados y absortos en pensamientos, o mas bien, lo que parecía una falta total de pensamientos.
L—Parece que estas personas solo viven en sus máquinas virtuales y sin estas son solamente cuerpos sin voluntad.
B—¿Alguna vez tuvieron voluntad?
J—Creo muy difícil distraer a estos individuos. Podríamos ponernos a cantar a viva vos la marcha peronista y no se darían cuenta!
—¡Esperen! Ustedes no pertenecen aquí… ¡Identifíquense!
B—Estamos buscando el baño…
J—Vimos luz y entramos…
L—¡Cállense!— Dirigiéndose Lucía a nosotros dos, y luego dirigiéndose al sujeto que nos interrogaba. —Perdón, queríamos ver que había acá dentro, pero ya nos vamos. Solamente díganos por donde está la salida.
—¡NO! No pueden irse ahora, han descubierto la sagrada estación del juego, el lugar en el que los iluminados hermanos perfeccionan sus almas con las máquinas benditas. Ahora deberán limpiar sus almas de pecado y recibir los santos evangelios interactivos!
L—Yo no tengo que limpiarme nada!
J—Creo que es mejor que nos vayamos de acá antes que lleguen mas locos como esos, me hacen acordad a la Iglesia Universal…
B—“Perfeccionan sus almas”… Apuesto que los evangelios interactivos se venden por separado!
J—Jajaja, si. El primero te lo regalan o te lo dejan probar acá, y luego tenés que ir comprándote mas y mas evangelios para seguir perfeccionando tu alma.
L—¡Vienen mas de esos tipos locos, mejor nos vamos rápido!
J—Si, mejor nos vamos.— Efectivamente, nos estaban rodando ya los “administradores”. Se acercaban con una suerte de implementos inalámbricos. —¡Rápido! Subamos sobre las máquinas, no creo que se atrevan a romperlas.— Subimos a las máquinas.
—¡Bájense de allí pecadores!— Decían los administradores. —Deberán pagar por los daños, y por el sacrilegio, por supuesto!
Como Lucía tenía las piernas mas cortas de los tres tuvo que trepar por sobre uno de los hermanos en pleno proceso de perfeccionamiento, ni se dio cuenta… Subimos los tres sobre las máquinas y corrimos sobre ellas. Saltamos a otra hilera de máquinas mientras los administradores nos trataban de agarrar.
L—Siento como si estuviese dentro de una pantalla de Mario Bross.
B—¡No pienses en ello! Puede que sea contraproducente y quieras quedarte.
J—Este lugar nos empieza a influenciar. ¡Corran!
Logramos llegar hasta un extremo de la habitación y llegamos a una salida medio oscura, la atravesamos sin dudar y sin pensar a donde nos llevaría. Corrimos con nuestras fuerzas por un pasillo largo, nos encontramos con una bifurcación y tomamos la de la izquierda, luego corrimos por el pasillo y bajamos unas escaleras. A lo lejos vimos una luz tenue y un ruido espantoso…
B—¡Es la música j-rock, estamos salvados!
J—De todos modos no te confíes, seguí corriendo.
L—Paren, estoy cansada y parece que ya los perdimos.
J—No deben alejarse demasiado del centro de su templo, quizás fuera de él no tengan mas poder.
B—Prefiero no averiguarlo.
Llegamos a un pequeño balcón desde donde veíamos entre dos edificios la avenida principal llena de gente moviéndose como una maza sin forma. En el balcón un puente angosto nos llevó a una entrada en una torre y dentro de ella subimos una escalera caracol. En la sima nos encontramos con un puente-escalera, lo subimos y luego atravesamos un pasaje largo que nos condujo a una habitación oscura. Dentro de ella nos encontramos una pantallas enormes en las que se veían multitud de personas. Debajo de las pantallas grandes consolas llenas de botones y palancas, frente a la consola un sillón marrón oscuro y una silueta humana sentada en él. Un voz dijo…
—¡Los estaba esperando!


...

2010-11-10

Hipótesis de Sapir-Whorf

Otra razón por la que es importante poseer un lenguaje amplio y saber utilizarlo.

Edward Sapir (1884-1939): Aunque nacido en Alemania, fue un antropólogo y lingüista estadounidense.  Uno de los principales lingüistas de Estados Unidos, pupilo de Franz Boas y profesor de Benjamín Whorf.  Enseñó en las universidades de Chicago y de Yale.
Postuló que la lengua es una creación puramente humana y no es intuitiva, y se usa para comunicar ideas, emociones o deseos a través de símbolos. Por esto, consideraba que la lengua determinaba el pensamiento y que cada lengua aparejaba una forma de pensar.
Benjamin Lee Whorf (1897-1941): Lingüista estadounidense, pupilo se Edward Sapir.
Whorf tomaría la hipótesis etnolingüística de Sapir para convertirla en lo que actualmente se conoce como la hipótesis de Sapir-Whorf.


La hipótesis de Sapir-Whorf es una de las mas destacadas en el Relativismo Lingüístico. Básicamente postula que la lengua materna determina o al menos influencia en el pensamiento y en la cultura. Por esto, los individuos monolingües de una cultura tienen una forma particular de percibir el mundo diferente a la de los individuos de otras culturas.
Hay dos tendencias en la hipótesis, la fuerte y la débil. La fuerte indica que la lengua determina completamente el entendimiento de lo que percibe. La débil propone que la lengua influye la manera en que el hablante entiende lo que percibe.
En lo que se refiere a la hipótesis fuerte, ésta indica que la lengua determina completamente la manera en la que el hablante conceptualiza, memoriza y clasifica la realidad que percibe. Sin embargo ha sido refutada muchas veces. Experimentos con bebés, chimpancés e incluso con palomas, demostraron que los conceptos sobre lo que se percibe son independientes a la lengua del hablante. También, la posibilidad de traducciones de lenguas y el mantenimiento de los conceptos que se expresan indican la individualidad de los mismos para con la lengua.
En lo que se refiere a la hipótesis débil, ha conseguido una relativa aceptación. Ésta no indica una determinación del entendimiento. La versión débil propone que la lengua influye en la manera en que el hablante conceptualiza, memoriza y clasifica la realidad que percibe.
Se han realizado experimentos que revelaron que esto se centra en la memoria a largo plazo, por ejemplo, estudios realizados en hablantes monolingües de la lengua amerindia “zuñi”. En la lengua mencionada no se codifica diferencia entre “amarillo” y “naranja”. Luego de cierto tiempo de haber mostrado objetos de uno de estos colores, los monolingües encontraron mayor dificultad en diferenciar los objetos amarillos de los objetos naranjas. Esto no fue de este modo en los bilingües y en los hablantes de ingles, que sí codifica diferentemente estos dos colores.
Resulta que los zuñi pueden identificar el color amarillo del naranja, pero debido a que en su forma de vida no les es importante diferenciar los colores, los identifican ambos de la misma manera. Con el paso del tiempo los sujetos recuerdan el concepto dado por la palabra y no la tonalidad en si. Se puede mencionar también que los indios del Amazonas pueden identificar mas tonalidades de verde que sujetos que viven en ciudades, esto es así por que en el Amazonas es mas significativo y útil diferenciar las tonalidades de verdes, o quizás imposible no hacerlo!
Por lo tanto, se acepta que el lenguaje influye en el pensamiento de los individuos.
Una de las críticas a la hipótesis de Sapir-Whorf es el riesgo de ser esta utilizada como una postura racista, o mejor dicho, negativamente discriminadora. Apelando que el lenguaje influye en el pensamiento se podría estimar que los hablantes monolingües tendrían condicionamientos intelectuales y diferencias con respecto a hablantes de otras lenguas o hablantes al menos bilingües.
Como ya se ha mencionado, los conceptos sobre el universo que nos rodea y los fenómenos que percibimos, son independientes del lenguaje materno. Dado que también en nuestra mente podemos valernos de múltiples formas de almacenar información, no podemos decir que el lenguaje determina el pensamiento. Sí se puede decir que el lenguaje influye al pensamiento, debido a dos motivos a mi parecer.  Primero y obviamente a que el lenguaje es el medio por el que dos o mas sujetos se comunican y se transfieren los conceptos que cada uno tiene. Por lo tanto, los conceptos de un sujeto se ven condicionados por el lenguaje que el emisor usará para expresarse y por el manejo que el receptor tendrá de dicho lenguaje. Segundo por que existe la tendencia de relacionar lo que percibimos con conceptos representados por el lenguaje usado. Resulta que la cantidad de estímulos que nuestro entorno nos provoca es muy grande, y la cantidad de información que constantemente ingresa a nuestro cerebro es aún mayor. Una común forma de sintetizar y almacenar información es degradando aquello que percibimos de manera que solo se conserve la información que consideramos para el caso importante. Utilizamos entonces conceptos ya establecidos, y que usaríamos comúnmente, para almacenar conceptos básicos. Estos conceptos tendrían entonces mas durabilidad en nuestra memoria que la totalidad de lo percibido. Debería aclarar que lo percibido puede ser un objeto, un concepto, una situación, un sujeto o talvez un fenómeno novedoso.
Me atrevo a hablar entonces sobre lo que se podría denominar como “accidentes en el lenguaje”. El doble sentido, es decir, otorgar a una frase o a una palabra o expresión en un pertinente contexto, un valor o interpretación diferente al original pero relacionado de alguna forma con la expresión, es propio de todas las culturas. Muchos dobles sentidos, o podríamos llamarlos también insinuaciones o indirectas o también “libertad poética”, son casi universales. Muchas expresiones en doble sentido pueden ser interpretadas del mismo modo en diferentes lenguajes o de llano, diferentes culturas. Sin embargo hay expresiones que son propias de una cultura particular, de una región en particular, o incluso de particularidades del lenguaje. La forma en que se articulan las palabras permiten que en una lengua se pueda expresar algo que resultase mas difícil expresar en otra lengua. El concepto expresado sería entonces entendible por sujetos de diferentes lenguas, igualmente perceptible, transmisible y explicable. Pero, cada lengua permite algunas facilidades para expresar algún concepto que otra no tenga; se trata nomás de “facilidades”. De todos modos, esto ya habla de diferencias en la forma en que dos o mas lenguas afectan la comunicación entre sus hablantes, ya que al fin y al cabo la lengua es para comunicarse. Entonces, teniendo que ciertos “accidentes en un lenguaje” pueden permitir facilidades, convengamos que, irremediablemente, ciertas falencias en la utilización de la lengua materna o limitaciones propias de la misma condicionan de una forma negativa a la cultura de los sujetos hablantes. La lengua es un reflejo de la cultura, y a su vez es un medio de transferencia y de desarrollo de la cultura. La cultura se desarrolla por necesidad y por influencias externas que bien pueden o no significar la satisfacción de una necesidad (al menos relevante).
Con esto quiero expresar que la lengua propia de una cultura no es determinante para la misma; pero sí resutla condicionante para sujetos o grupos una limitada utilización de la lengua de su cultura.


[Vínculos actualizados el 10-11-2010]

2010-11-06

La Escapada de Narutolandia, Acto 5

Empezamos a recorrer los niveles superiores y como nos parecía, encontramos mas y mas comercios. Estos niveles eran mas oscuros y laberínticos, estaban llenos de callejones y puentes, y escaleras, y arcadas, y caminos hacia lugares misteriosos. Había muchos balcones por los que podíamos ver la avenida principal y en ella la multitud de “personajes” entre los cuales nos habíamos hecho paso. En algún momento mis acompañantes, Lucía y Juan, se acercaron a la baranda de uno de los balcones para contemplar la multitud, yo también lo hice. Parecía una procesión mística y grotesca, algo indescriptible. Desde la altura en la que estábamos podíamos avistar la plaza principal en donde la multitud era aun mayor y había un enorme escenario en donde los tambores sonaban y sonaban, cada vez con nuevos ritmos, pero todos japoneses. Se movían columnas de luces de un lado a otro y generaban corrientes de personas que iban y venían de la plaza, eran como torrentes sanguíneos.

Mientras que mis amigos ya despreciaban el paisaje y se concentraban mutuamente en… Mutuamente… Yo inspeccionaba en busca de nuevas manifestaciones, por curiosidad y por que soy un crítico social empedernido. Había un sujeto que parecía ser un duende vestido de verde con una espada en la espalda. Había otro sujeto con una armadura azul futurista. Había lo que parecía ser un mercenario comando. Vi también algo que en un principio no me llamó demasiado la atención. Se trataba de un grupito de nekos muy jóvenes, creo que eran seis o siete, y eran acompañadas por un guardián de esos que desentonaban demasiado. Igual, de todos modos, estos guardianes no eran muy tenidos en cuenta y eran socialmente mas cercanos a plantas con piernas. Una de esas nekos era una joven de rasgos pálidos y una melena negra cortita, tenía obviamente su par de orejas de gato, vestía de negro y algo me llamó la atención sobre ella de entre las demás, tenía una remera que en su frente mostraba la imagen del Invasor Zim… El Invasor Zim era una leyenda de culto relativamente poco conocida pero de fuerte influencia en sus seguidores. Sus misterios trataban sobre una raza insectoide-humanoide extraterrestre que quería conquistar el mundo. Yo no solía encontrarme con nadie iniciado en dichos misterios y me atraían, así que esa neko atrajo mi atención de inmediato. No parecía demasiado sobresaliente en la gran multitud, solo para mi, y de alguna forma presentí que ella ya había notado mi contemplación. Se dice que los avanzados en los Misterios de Zim adquieren formas de empatía y telepatía. Sentí que mi concentración era entonces demasiado notoria y me sentí iluminado por un fuerte reflector en medio de la oscuridad, quería escapar de ello. Empecé a concentrarme en otras cosas y a mirar para otros lados, al cabo de unos minutos me sentía de nuevo en ese balcón con mis amigos y no supe de esa chica-gato a la que denominaré simbólicamente “Zima”.

J—Te nos fuiste!

L—¿Qué estabas mirando?

B—No importa… Creo que los tambores me están afectando, eso y el calor y la densidad del aire.

L—Vamos a recorrer este nivel a ver que encontramos!

B—Me parece buena idea.

J—¿Ya pensaste que te vas a comprar? Mirá que si venis acá tenés que comprar algo, sino no te dejan salir, jajaja!— Pensé que era un chiste, pero luego comprendí que no lo era…

L—Es todo muy comercial, pero si no te dejás influenciar por todas las cosas bonitas que venden podés pasar un buen rato.

B—A veces es difícil, he visto algunas cosas muy bonitas!

Nos pusimos en marcha pro los corredores rebuscados del nivel superior…

En primera instancia encontramos mas de lo mismo, imágenes paganas variadas en las que predominaban las del culto a las Bolas del Dragón, grandes lienzos con temáticas variadísimas, calcomanías, prendedores, mas prendedores, muñecos de tela muy seguramente relacionados con alguna clase de magia ancestral Vudú, había también ropa y emblemas para poner a las ropas. Uniformes y trajes para unirse a las diferentes sectas y grupos místicos. Y junto a una arcada de piedras, casi escondida, una tienda que nos llamó mucho la atención a nosotros, una tienda de armas. Luego descubriría que habían muchas mas tiendas de este tipo y que esta ciudad ocultaba una gran potencia bélica.

B—¡No sé para que nos rompieron tanto las bolas con el operativo de seguridad que nos demoró como tres horas la entrada si al final aquí venden armas!

J—Los guardias no buscaban armas, buscaban otras cosas.

L—Si, seguramente buscaban cosas explosivas o alucinógenas.

B—Una ridiculez, si acá venden espadas y cuchillos como si fuesen manzanas…

J—¡Vamos a ver!

Nos acercamos e inspeccionamos todo lo que estaba exhibido. Habían katanas, espadas, nunchakus, puñales, y hasta estrellas ninja conocidas como shuriken.

J—¡Esa katana me gusta! La he visto muchas veces pero por una razón u otra nunca me la compro.— Se trataba de una katana blanca impecable y brillante, a mi amigo Juan lo había hechizado, no demoró en tomarla, desenfundarla y contemplarla. —¡Es una belleza!— Luego la tomé yo y la inspeccioné con un ojo crítico que pareció perturbar un poco al vendedor que simulaba no importarle que “manoseen” su mercancía.

El dinero no alcanzaba en ese momento para la compra, por lo que mi amigo Juan no puedo hacerse de su tan deseada katana blanca, pero algún día habría de tenerla, él lo sabía, nosotros lo sabíamos… Luego inspeccionamos otras katanas, unas negras y otras azules, a mi me llamó la atención una con saya (funda) opaca. También me llamó la atención un cuchillo que parece haberle llamado mas la atención a Lucía, era un cuchillo con una protección de acero para los nudillos, una verdadera belleza! Noté también que en alguna parte habían bolsitas, seguramente polvos mágicos de ninja, de esos que usan para generar humo, luces y otras cosas misteriosas e inesperadas.

B—Bueno, sigamos por que esto es muy tentador!

L—Estoy de acuerdo.

Y seguimos avanzando, y pasamos junto a tiendas, gente muy rara, mas tiendas, y mas gente muy rara. Luego nos topamos con otra tienda de armas mucho mas grande, esta no tenía ninguna espada blanca, pero si tenía naginatas, espadas de madoble, espadas exóticas y espadas con nombre… Si, espadas con nombre, eran espadas que al parecer poseían algún atributo mágico. Recordé cuando en mi juventud me adentraba en el campamento de las arpias, Luth-Golein, Arrohat, en donde las armas mágicas con nombre eran cosa común… Claro que estoy hablando de un juego de computadoras, nunca he ido en persona a estos lugares, jaja! De haber ido estaría contando dichas historias en lugar de esta…

Me di cuenta que los tambores habían cesado, un breve silencio nos rodeaba, nos mirábamos entre los extraños como si la falta de música funcional alterara la capacidad de abstraernos en nuestras cosas.

La abstracción en las cosas de cada uno se reanudó al comenzar una nueva música, un sonido metálico por demás distorsionado provino desde la plaza central y una multitud aclamó dicho sonido. Otra vez volvió a sonar eso que decían se llamaba “j-rock”, pero a mi me sonaba a ruido, lo siento… Admito que salvo excepciones, en ningún momento reconocí una sola canción. Creo que elegí mal momento para ser otaku!

B—¿Qué es aquello?

J—Parece la entrada a un templo oscuro y misterioso…

L—¡Que feo!

J—Debemos entrar a investigar!

B—Estoy totalmente de acuerdo.

L—Me da un poco de miedo ese lugar feo.

B—Pero vinimos para eso.

Nos acercamos entonces por un callejón que conducía a una pared de piedra en donde se habría un pórtico. Dentro, un pasillo largo y oscuro con una tenue luz en el fondo. Creo haber visualizado un mensaje que decía algo así como “Hermandad de la Estación de Juego”. Esto era inquietante y me traía un mal presentimiento, pero no podía dejar de entrar a ver que había allí! Por lo tanto, los tres nos acercamos entre si y nos adentramos en el corredor oscuro y solitario. Caminamos unos cuantos metros, y llegamos a un pasaje iluminado que nos condujo unos cuantos metros cuesta arriba. Luego se abrió otra entrada que nos dejó en una plataforma amplia y de amplio techo. A nuestra izquierda se alzaba un ventanal enorme y oscurecido, a nuestra derecha una enorme habitación semejante a una mezquita. Nos acercamos y pudimos ver a los llamados hermanos de la estación de juego…


...

2010-11-02

La Escapada de Narutolandia, Acto 4

Recorrimos la avenida y su feria, los negocios, los puestos, y nos hacíamos paso entre la gente que estaba allí. No podíamos distinguir quienes provenían de aquél mundo que había terminado y quienes eran oriundos de este lugar, o de esta ciudad conocida ahora como Narutolandia.

B—¿Cómo alguien puede llamar a una ciudad Narutolandia?

J—¿Y por qué no? Argentina viene del latín argenta, que quiere decir plata. Por lo que nuestro país se llamaría algo así como “plateadita”.

B—Si, no son muy originales para los nombres…

L—Pero si los nombres son aceptados por una mayoría de personas se vuelvan válidos.

J—Eso no les quita que sean tontos.

B—Lo tonto es la interpretación mas que el nombre en si.

J—¡Vamos! ¿Me vas a decir que un nombre como, haber, “Rintintin”, no te suena tonto?

B—No, no me suena tonto, pero es por que estoy acostumbrado a oírlo. ¿No hay un jugador de futbol llamado “Kaka”?

J—Si.

L—Yo me cambiaría el nombre si fuera él.

J—Yo mataría a mis padres!

B—Yo cambiaría a mis padres y mataría al nombre…

L—No es gracioso.

B—No pretendía serlo…

J—¡Que lindo ese Kero!

L—¿Dónde?

J—Ahí.

L—¡Que lindoooo! Me lo robo!

B—Robona… Mejor no digas esas cosas, no sabes como pueden reaccionar lo lugareños.

El negro era un color muy recurrente entre la gente de esta ciudad. Llama la atención como cuando la lucha contra la moda se vuelve una moda y con la aparente intención de vestirse diferentes a la mayoría, muchos terminan vistiéndose iguales entre si. Surgen entonces movimientos sub-culturales uniformados que se dicen ser originales y auténticos, nada mas lejos que originales y auténticos… Igualmente no todo era color negro.

Como he dicho, muchos sujetos estaban vistiendo atuendos que se podrían llamar “de ficción”. Pero claro, como también he dicho, esos atuendos serían una forma ritual de manifestar personalidades particulares. Ese evento que se decía que tenía nombre y apellido propio, era como una gran celebración mística, y se estaba dando a cabo en el fin, en esta ciudad que me dijeron que era Narutolandia. Esto era muy apropiado, las vestimentas en su mayoría eran lo que definiría como “narutistas”, habían muchas capas y nubes rojas por ejemplo, y alguna que otra máscara naranja. Una característica típica de un narutista es un emblema metálico que suelen llevar en la frente, aunque puede ir en cualquier lado. Parecían integrantes de una secta verdaderamente, pero creyendo yo que eran llamativos no esperaba ver algo sorprendente.

B—¡Miren eso! No puedo creer lo que ven mis ojos. ¿Lo ven?

L—¿Qué es eso por dios?

J—¡Es Palmerín!

L—¿Qué cosa?

J—Palmerín!— Muy apropiado, el sujeto vestía una capa negra con la cabeza pintada de blanco y negro y ostentaba dos enormes ramas verdes de lo que parecía ser una planta o arbusto.

B—¿Qué clase de persona se pone eso en la cabeza?

J—Parece ser que es un importante sacerdote de esa agrupación que definis como “narutista”. Mirá! Es acompañado por un séquito, todos con capas negras.

B—Es muy cierto, es un líder religioso sin duda.

L—O es como un Platón de Narutolandia.

J—No estoy seguro, pero es importante obviamente.— Pasó cerca nuestro con su séquito y se alejó y se perdió entre la gente. Seguimos avanzando.

Además de haber sujetos de negro y narutistas, y otros sujetos de atuendos peculiares, era muy repetitiva la aparición de muchachas con orejas de gato, se auto-definían como “nekos”. Me daba la sensación de que en verdad ellas eran “chicas-gato”. Solían vestir de negro también, pero eran mas coloridas, usaban también blanco y rosa principalmente. También solían usar collares con cascabel.

B—¡Mirá Lucía, mirá los collares esos!

L—¿Qué tienen?

B—Te voy a comprar unos como esos a si siempre sabemos en donde estas, jejeje!

L—Sos un tarado…

Vendían en algunos lugares cosas así, collares con cascabeles, collares con tachas, pulseras con tachas, cosas muy asociables a “gatos oscuros”. En este lugar esta especie estaba muy presente, pero en su mayor medida parecía estar conformada por especimenes del genero femenino.

Nos detuvimos, recuerdo, en una tienda llena de prendedores. Habían muchos de ellos, pero en esta había un poco mas de variedad. Estuvimos observando los mismos y había muchos que eran muy originales, también otros que eran muy, como decir? ¿Tontos? Había de todo tipo. Incluso había algunos que decían “I love hentai”. Eso era interesante. Era muy grande la variedad de prendedores que en su mayoría expresaban alguna opinión. Luego llegó a mi la duda de si todos vestían de negro para facilitar exponer en sus cuerpos, cual carteles, dichos mensajes, o si por el contrario era que usaban los prendedores para expresar lo que ya no podían expresar a falta de una indumentaria que los identifique. Por supuesto que no era algo exclusivo de los sujetos de negro el uso de los prendedores, incluso mis amigos Lucía y Juan llevaban prendedores en sus mochilas, pensaba yo que era nomás por excéntricos que eran. Desde un principio tuve la sensación de que ellos dos entendían cosas que yo no entendía, como si fuesen bilingües… Nos acercábamos a la plaza principal de la ciudad y ya se escuchaba la música que allí tocaban.

B—¿Escuchan eso?

J—Creo que es un tema de Death Note.

B—Yo estaba ilusionado, pensé que pasarían temas como los de Cowboy Bebop, o Dragon Ball, o Robotech inclusive.

L—No, son demasiado viejos, no van a pasar nada de eso, te lo aseguro.

B—¡Que mal! Los clásicos son los mejores.

J—Eso es una contradicción. Lo que ahora es moda en un futuro probablemente será clásico. Igual, no es bueno quedarse demasiado tiempo en un lugar, ni tampoco escuchar siempre lo mismo.

B—Tengo alma de viejo, lo sé…

L—De viejo verde.

B—Tenés un mal concepto de mi, Lucía…

L—Te conozco mas que vos mismo.

B—No es así, hay mucho de mi que no saben— La verdad es que mis amigos parecían ser un misterio ahora para mi. Últimamente tenía la sensación de que ocultaban algo… —De todos modos, no podes comparar ese sonido distorsionado y casi diabólico con The Real Folk Blues!

B—Siempre decís las mismas cosas.

J—Si, a veces sos monotemático Ben! ¿Qué dicen? ¡Vamos a ver que hay en los niveles superiores, seguro que cosas mas bizarras y misteriosas!

L—Vamos!

Fuimos a buscar una forma de subir y encontramos unas escaleras oscuras y vertiginosas, las subimos con dificultad. Estábamos llegando al nivel superior cuando la música cesó. Nos acercamos a unos balcones desde donde podíamos ver la plaza principal, en ella un batallón de uniformados con vestimentas japonesas rojas se ordenaban. Tenían en su mayoría instrumentos de percusión de diferentes tamaños. Entonces empezaron a tocar. Era sin duda el inicio de esa gran celebración mística prometida. Esos tambores me recordaban las tradiciones tribales africanas, pero era en realidad percusiones japonesas, se notaba. Variaron bastante y fueron alternando ritmos y combinaciones de tambores.

En medio del sonido ambiental mi mente se silenció un momento. Todo lo que había visto me llamaba la atención. Había algo oculto en ese lugar, había una historia silenciosa. Todos parecían ocultar algo y todos parecían ser parte de algo. Parecía como si fuese esa ciudad una frontera entre varias naciones en guerra, una sutil actitud de guardia estaba presente, la idea de una gran batalla inminente?

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