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2013-11-16

Transliteraciones

Ella quería lo que él no quería ser


—Benjamín...  ¿Interrumpo tu contemplación por la ventana?
—¿Nicol?
—No me digas que estás triste...
—¡Decime que te puedo ser útil en algo!
—No me gusta que tengas esa actitud conmigo
—¿Como te gustaría que me comporte con vos?
—Me gustaría que seas como eras antes...
—Pero eso implicaría fingir, y vos también estarías fingiendo por que sabrías que yo finjo y que digo ciertas cosas cuando quiero decir otras...  Y todo ese juego de hipocresías desvirtuaría nuestros diálogos.
—Dejá, no digas más nada!
—La verdad suele ser áspera y amarga, pero está amalgamada de sensaciones que valen la pena ser vividas.
—Lo que decís no tiene sentido, sos un egoísta!
—Es cierto, soles acertar cuando me calificás.  Te digo una cosa, sos una de las pocas personas a las que le doy la razón...  ¡Deberías sentirte halagada, jeje!
—No le veo lo gracioso...  No te importa lo que los demás sientan, das vueltas y no te importa herir a los demás con tus palabras.
—No sé como no herir a los demás...  ¡Será mi naturaleza, seré como un erizo!
—¿Ves?  Eso no tiene sentido, hablás muchas estupideces.
—No me importa...  Lo que para vos es estúpido para mi no lo es, te apresurás siempre a considerar tu criterio como conjunto de universales...  Es decir que pensas que sabes la verdad sobre todo.
—Pensé que ese eras vos, el que nunca acepta críticas...
—Depende mucho de quien vengan las críticas...  Deberías saber por qué no las acepto, que es por que paso mucho tiempo construyendo mi criterio en las trasnochadas soledades de mi barrio, y que al fin de cuentas siempre sé que nadie puede saber la verdad.  Mi verdad, esa la defiendo por que es “yo mismo”...  ¿Te aburro, verdad?
—Si, bastante...
—...  ¿Te puedo ser útil en algo, entonces?
—No, voy a solucionar mi problema de otra manera...
—Perfecto.  Sabes como encontrarme, estoy a tu disposición.
—¡No quiero que estés a mi disposición!
—Pero eso no depende de vos, nena, es mi naturaleza...
—No me digas más “nena”, no soy tu nena, no soy una nena!
—Tenes razón Nicol, no sos ninguna nena, al contrario, tenes todas las virtudes que reivindico en una mujer.
—Cosa que no me interesa, Benjamín, no vuelvas a mencionarlo!
—De acuerdo...  ¿Ves lo que digo?  Paulatinamente voy suprimiendo cosas que te diría, desde apelativos hasta halagos, apreciaciones y sentimientos.  Luego, solo me va a quedar hablarte del clima!  A proposito, vi que está nublándose mientras contemplaba por la ventana...  Vos viniste con una remerita me parece...  Te presto mi campera, si querés.
—No la necesito, seguí contemplando por la ventana Benjamín...  Pero...  Si tengo las virtudes que reivindicas en una mujer.  ¿Por qué me ofreces tu campera?
—¡Buen punto!
—Por que en realidad no queres una mujer como yo, admitilo.
—Te veo como una igual, por eso te compartiría todo.
—No soy tu igual.
—Eso es relativo...  Yo hablo de como te veo, o más bien como te percibo...  Si bien en algunos casos te admiro y sé que me superás, en otros nena, perdón, Nicol, yo te adelanto con creces.  Es relativo, es el contexto del momento...
—Estas dando vueltas...
—¡Y eso lo odiás!  Ya sé...  Es mi naturaleza dar vueltas.  Sabes...  Me da pena el que haya muchas cosas que quiero decirte, que nunca te dije y que nunca voy a poder decirte.
—Mejor no las digas.
—¡Ni imaginas lo que quisiera decirte!  Pero nunca se van a dar las circunstancias, y forzar las palabras sin excusa alguna no sería agradable.  ¿Verdad?
—Talvés si hubieses dicho esas cosas en su debido tiempo, ahora no estarías diciendo estupideces y no tendría que mandarte a la mierda...
—Justamente, eso pasó por haber estado fingiendo.
—Eso pasó por que sos un egoísta y un pedante, que pensás demasiado sobre cosas que son simples.
—Yo...  Si hablamos de simplezas...  ¿Por que no podés aceptar lo que siento?  No pretendo reciprocidad, solo aceptación.
—Te acepto, pero no hables al respecto, por que si yo te acepto a vos, vos me tenes que aceptar a mi.  ¿Eso tiene sentido para vos?
—Si, lo tiene...
—Espero que algún día se te pase y vuelvas a ser el de antes, y talvés nunca vuelvas a ser el de antes...  Me arrebataste mi ilusión, me decepcionaste, pero deseo que sea solo un tropiezo y que vuelva el amigo que quise alguna vez y en el que podía confiar...
—¿Alguna vez confiaste en mi?
—Si te creí que eras mi amigo, si dejé de lado las sospechas, es por que confiaba...
—Quisiera...  También quisiera ser tu amigo, Nicol, y algún día volver a abrazarte y a verte sonreír.
—No te escuché, perdón.
—Decía...
—No, no te escucho, no tiene sentido hacerlo.  Haceme saber cuando él vuelva...  ¿Sí, por favor?
—Te lo prometo...


Los ojos de Benjamín se humedecieron y en su visión que se volvía borrosa la silueta de Nicol se alejó, y él le daba la espalda a la ventana, y luego quedo contemplando el vacío.


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