“Recuerden que un blog es como una amorfa masa biomecanoide llena de cilicios y falanges qué alegremente se alimenta de vuestros comentarios!”

COMENTARIOS CON VERIFICACIÓN DE PALABRAS

Los comentarios en publicaciones con más de 7 días tardarán un poco en ser publicados.

2014-08-28

Anhedonia 01

Bajé por una calle gris en pendiente y doblé a la izquierda, habría jurado que era N. Alem pero no lo era, pero era todo gris.  A media cuadra vi un cartel, el único con algo de color, era una lavandería justo en donde la señora de camisón verde me dijo.  Ya me había olvidado que llevaba ropa para lavar, pero ahora me pregunto si acaso no la llevaba y solo apareció conmigo para justificar que entre allí.  No importa, tenía que entrar a la lavandería.  Las lavanderías me gustan tanto como me gustan los andenes, y quienes me conocen saben que tengo un fetiche con los andenes...
Ya a poco de entrar me invadió el aroma a suavizante.  Fue como entrar en una jungla de ropa suave que te acaricia al rosarla, de tohallas mullidas y sábanas calientes.  Creo que un par de lavarropas funcionaban, la ropa subía y caía continuamente.  Y entre las maquinas cuadradas la forma de una mujer.  Joven, mostrando sus piernas y descalza, hurgando entre los dedos de sus pies, y una camiseta.  No tenía corpiño.  Pelo corto y pulseras.  No me prestó nada de atención cuando entré y me acerqué al mostrador del final del lugar.  Detrás del mostrador había oscuridad pero ninguna señal de un empleados.
"¿Sos la encargada de la lavandería?"
"Sí.  Treinta el lavado rápido y setenta el lavado completo.  Puede dejar su ropa y pasarla a buscar dentro de unas horas."
"Oh, gracias...  Me quedo esperando."
Puse a lavar mi ropa, eran tres calzoncillos, dos remeras, cuatro pares de medias y un par de prendas a las que no les presté más atención.  La ropa giraba y hacía ruido al caer.
"Sabe, tiene que traer más ropa, esperar a que se le acumule, así ahorra dinero.  Mientras que quepa en el lavarropas cuesta lo mismo"
"Lo voy a tener en cuenta ahora que he encontrado este lavadero!"
La muchacha se había relajado y acomodado en el banco en donde estaba y miraba un ventilador de pared que giraba muy lentamente.  Lo miraba como hipnotizada, yo lo miré también y me pregunté qué tenía de interesante...  A lo mejor eso era lo interesante, lo ordinario, un objeto que está ahí, que podría haber estado en otro lado.  Preguntarse qué es lo que lo define como tal...  Sí, es un ventilador por que fue creado para ello y cumple su función.  ¿Pero si me olvidara de lo que es un ventilador?  ¿Y si se exterminara toda la humanidad, si todos muriesen en alguna intoxicación masiva, y entonces no hubiese nadie que pudiese decir "uh, es un ventilador"?
Me percaté de que me estaba mirando, sus ojos oscuros me presionaban generando su propia gravedad.  Seguí mirando el ventilador, pero intuía que ella sabía que yo sabía que me estaba mirando, y que yo sabía que ella sabía que sabía, y yo miraba el ventilador por que ella miraba el ventilador y seguramente ella sabía que yo miraba el ventilador por que ella lo miraba, y...  Y ella...  Es decir, ahí estaba yo fingiendo, haciéndome el boludo mientras era observado por una ninfa del suavizante para ropa, sería una tontería no absorber la gravedad de su mirada con la mía.  La miré como con normalidad pero en ese lapso de tiempo en que me preguntaba si ella sabía que yo sabía que sabia, que sabía, que sabía y sabíamos...  En ese lapso se puso a mirar el lavarropas delante de ella, como giraba y caía la ropa siendo lavada.  Mi pensamiento, sospecho, me habrá hecho parecer como que no sabía que ella sabía.  Es decir, a lo mejor pensó que realmente no miré el ventilador por que ella lo miraba tratando de encontrar lo que ella había encontrado en él.  Al menos no tenía por qué mirar el lavarropas frente a ella, tenía mi propio lavarropas, y la espuma se alborotaba como olas en tormenta entre rocas de acantilado.  Y me sentí que estaba en la costa, una combinación de humedad de mar con suavizante, olas con tambores que giran con prendas dentro.  Ahora creo que efectivamente hay una costa cerca, sé con plena convicción de un parador de cemento con escaleras que dan a la playa abandonada.  ¿En donde está la gente que no está en la playa?  Si bien no soy amante de la arena y el sol y prefiero los andenes de las terminales pero...  ¿Perderse esa poesía?  ¿Donde mierda estoy?
...
Algo habré hecho con mi cara, ella me miraba de nuevo pero con curiosidad como si hubiese encontrado algo peculiar, como un ventilador que podía devolverle la mirada, o eso se pasó por mi mente.
"¿En qué pensás?  Creo que sos una persona libre, hace mucho no me encontraba con alguien libre.  Estás haciendo un viaje astral a través del lavarropas.  (yo lo hago a veces)  ...  ¿En qué pensas?"
"Creo que hay una playa cerca, y está abandonada, y me preocupa."
"¡Fascinante!"
"¿Es cierto, hay una playa?"
"Para nada, lo que decis no tiene el más puto sentido.  Pero, a la vez, es lo más sensato que me podrían haber dicho luego de clavarse mirando un lavarropas andando."
"¿Qué pensabas mientras mirabas el ventilador?"
"Pensaba en motores gigantes y me invadió una sensación de vértigo y pequeñez tal que no podía mover un músculo.  Muy pocas veces me pasa y cuando pasa trato de que dure lo más posible."
"¿Te gusta trabajar en esta lavandería?"
"Me da libertad, o mejor dicho, no me la quita.  A mi no me la quita pero seguramente a otra persona no le pasa lo mismo.  Pero sin embargo me parece que a vos realmente te gusta el lavadero, estar rodeado de estas máquinas y el olor a suavizante."
"También me gustan los andenes"
"Haceme acordar preguntarte por qué en algún otro momento, ahora no.  Mirá, ya tenés que sacar la ropa y ponerla en la secadora.  Voy a buscarme una cerveza..."
Y me quedé sonriendo maravillado ante la ninfa del lavadero que iba descalza a buscar cerveza entre maquinas y acariciada por suavizante.


.