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2019-03-15

Arbol del Tiempo

Un árbol antiguo y nudoso con una copa de ramas como una pequeña jungla y con un tronco muy grueso, con las raíces como gigantes venas sorbiendo de la tierra.
— Seguí las rocas hasta aquí, bebí del arroyo susurrante y me entregué con un niño a los pastizales para que me envuelvan. ¿Y ahora qué? Han pasado semanas desde que emprendí mi travesía. Si tú no eres el árbol de las madres de antaño, entonces moriré sin más, entre tus raíces y bajo la enorme sombra de tus ramas…
Me entregué a un suave sueño, de esos sueños de domingo luego del almuerzo cuando la brisa de verano te adormece y hasta el tiempo reduce su marcha. Me entregué entre las raíces con la respiración lenta. Ya era de noche, el cielo con su profundidad negra y las titilantes estrellas aumentando como luciérnagas en primavera.
— Descansa mi niño, has tenido un largo viaje y es solo el comienzo.
— ¿Eres el espíritu del árbol?
— Soy el árbol del principio del tiempo, bajo mi sombra reposaban las primeras madres que dieron a luz a tu pueblo. Bienvenido, hijo, has vuelto al comienzo para volver a nacer, ahora no como un hombre, ahora como un oyente del viento, un explorador de las estrellas. Duerme para despertar a tu nueva vida y tomar en tu pueblo el lugar de vigilante.
Soñé que me elevaba y me alejaba, y recorría las nubes más allá de las montañas y los mares. Debajo se extendían ciudades y miles de personas, todos tenían una marca, una runa que era de mi pueblo. Junto a mi volaban halcones, con sus graznidos me decían que estaban a mi mando, había tomado la forma de uno de ellos. Entonces supe que habían pasado cientos de años tras mi muerte y estaba viendo un posible destino para los herederos de mis hermanos. Esta era mi visión, y este, el halcón, era mi tótem. Ahora estaba completo mi viaje. Ahora al despertar, debía volver y unirme a los vigilantes de mi pueblo y apurarme a contarle al druida sobre mi sueño revelador. El sueño de la muerte y resurrección, el sueño de mi despertar.
— ¿Ya no vas a decirme más nada, mi querido árbol? ¿Ha sido todo? … Entonces, volveré, y te entrego con este beso y este vino derramado mis respetos y los de mi pueblo, que es tu pueblo.
Y me alejé del árbol siguiendo las rocas y las estrellas, sin mirar atrás como es la tradición, por qué cuando vuelva a ver al árbol del tiempo será por qué haya muerto y mi espíritu volverá a nacer como un animal sagrado libre de la carne. Como mi tótem, como un halcón fundido con el viento, surcando las nubes vigilando el futuro de mi pueblo.

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1 comentario:

Sebastian P. dijo...

Buen relato. Me gusta lo arquetipico de todo lo que ocurre. Es como un codigo fuente de muchas leyendas. Relatos similares se encuentran en casi todas las mitologias y libros sagrados.
Cosas como arboles, arroyos, praderas, sin contar el viaje de iniciacion u ordalia que todos los heroes mitologicos deben afrontar.
ME imagino que el protagonista es un aspirante a Chaman o a Brujo. Veo que hay una diferencia entre Vigilante y Druida.
En su encuentro con el espiritu del arbol adquiere dos cualidades tipicas de los chamanes o hechiceros: el animal totemico y la vision del futuro. Tal vez los vigilantes sean como unos consejeros nucleados en torno al druida o archimago.
ME hizo acordar bastante a Castaneda. Se habla en un momento de como el guerrero vuelve a ciertos sitios magicos solamente en el momento de su muerte.