Habíamos llegado a una oscura habitación con grandes pantallas por las que se podría ver gente de todas partes de Narutolandia, también una gran consola con botones y palancas y un sillón marrón oscuro en donde estaba sentada una silueta, seguramente fue su vos la que dijo “Los estaba esperando”…
J—Buenas! Estabamos perdidos…
—¡Estaban escapando de la Hermandad de la Estación de Juego!
J—Si, es verdad, nos estaban persiguiendo unos locos que querían borrar nuestras mentes.
B—¿Cómo sabe esto, acaso lo ha visto en sus pantallas? ¿Quién es usted?
—¡Soy el arquitecto de la Matrix!
L—¿Quién?
J—¿En serio boludo?
B—¿Vos sos el arquitecto?
—No… ¡Jajajajaja! Era un chiste… ¡Miren si voy a ser el arquitecto de la Matrix! No, no soy el arquitecto.
L—¿Qué es la Matrix?
J—¿Entonces quien sos?
—Soy… ¡El Sonidista! Me dicen Pablín…
B—¡Hola Pablín! Yo soy Benjamín, ellos son mis amigos Lucía y Juan.
P—Si, lo sabía, yo sé muchas cosas. Cosas que fueron, que son, y cosas que aun no suceden!
B—Eso lo dijo Galadriel…
P—Si.
L—¿Usted tiene el control de la ciudad?
P—¿De Narutolandia? ¡Jaja! No. Yo no controlo mas que el sonido.
B—¿Entonces usted es el responsable de ese sonido espantoso y distorsionado?
P—Si, pero no por que quiera, a mi me contrataron. No loco, a mi no me gusta esa música rara del Japón, a mi me gusta Bob Marley.
J—Si, ya podía oler yo eso!
P—¿Quieren un porrito?
L—¡No gracias!
B—[Es como un Tom Bombadil de Narutolandia]
J—[¡Jajaja! Si, algo así.]
P—Veamos entonces. ¿Por qué es que han llegado a Narutolandia?
L—¿No era que sabe muchas cosas?
P—Si, claro, yo desde este centro de mando puedo ver y escuchar muchas cosas que suceden en Narutolandia… Pero no estoy en sus cabezas. No sé que es lo que piensan, ni lo que murmullan, mucho menos sé cuales eran sus intenciones desde antes de atravesar las puertas negras… Todos hemos atravesado esas puertas alguna vez, salvo aquellos que construyeron el pasaje en primer lugar, pero eso ya es leyenda…
J—Esto me suena a Narnia, no sé por que…
B—¿Qué es Narutolandia Pablín? ¡Explícanos por favor!
P—Yo sé mas de lo que ustedes pueden imaginar, pero mucho menos de lo que ustedes querrían que supiese!
L—Eh… Vamos al grano!
P—¿Seguros que no quieren un porrito?
L—¡Seguros!
P—Yo fui contratado para ponerle sonido a este gran evento que tiene nombre y apellido y que prefiero no nombrar. Necesitaban a alguien “de afuera” para manejar esto, ellos querían estar pendientes de otras cosas.
B—¿Quiénes son ellos?
J—¿Una corporación o mafia secreta?
P—Algo parecido. Son un grupo de sujetos que crean pasajes a esta ciudad, Narutolandia, y tienen oscuras intenciones en el fondo.
L—Decis que tienen oscuras intenciones… ¿Pero por que los ayudas entonces?
P—Para mi era un trabajo mas como todos los que he hecho. No recuerdo bien cuando firmé el contrato, creo que había fumado demasiado y todo daba vueltas, pero una vez hecho el contrato, no puedo romperlo. Solo ellos pueden dejarme salir, y si no cumplo ellos no cumplen. No solo no me pagan, sino que me dejan en esta tierra de locos en donde no sé si venden porritos. Creo que en un baño y en un callejón en las afueras de la ciudad, pero no me atrevo a ir solo, es muy peligroso.
B—¿Las afueras de la ciudad? ¿Dónde es eso y que hay allí?
P—¿Las afueras?
B—Si.
P—Las afueras, están afuera…
B—…
P—Y afuera, en las afueras, está “el afuera”.
B—…
P—¡Jajajajajajaja!
J—¡Le estás dando duro al porro, eh!
P—Si… ¿Quieren…
L—¡NO! ¡NO QUEREMOS!
P—Iba a decir si quieren que les explique sobre Narutolandia…
J—Si, eso si. Explicanos por favor.
P—Ellos, como los llamo, son los líderes de una agrupación, una sociedad secreta, como los mazones, los iluminatis, los accionistas de Disney Landia…
J—Escalofriante!
B—Muy!
L—¡Cállense! Disney es bueno por que ahí esta Mikey, que es bueno también.
P—Vos no sabes la verdad de Disney Landia…
B—Volvamos a Narutolandia.
P—Si.
B—¿Qué hay con los negocios? Parece que está toda la ciudad infectada de negocios.
P—Si. Esta organización secreta comanda los negocios. En apariencia quieren atrapar incautos y sacarles los ahorros con objetos religiosos raros. Pero hay algo mas. Es todo una trampa. Se dice que en cada uno de estos “eventos” hay gente perdida.
L—¿Gente perdida?
P—Algunos quedan para siempre viviendo en Narutolandia. Muchos terminan vagando, inclusive, en las afueras de la ciudad, y a veces se pierden en ellas y nunca regresan.
J—Ya veo…
B—Esto es como un complot siniestro.
L—Deberíamos salir de acá lo antes posible.
P—Si, deberían, ustedes que pueden irse, vayanse!
B—En todas las películas de suspenso o terror que he visto algún personaje extraño aconseja a los protagonistas que se vayan y no le hacen caso. Tiempo después terminan todos muertos. Recomiendo que le hagamos caso.
J—Sin embargo me gustaría resolver este misterio.
L—Piensen en toda esta pobre gente que está atrapada en Narutolandia.
P—Ellos no se dan cuenta, no piensen en ellos.
B—Necesitamos saber mas cosas.
P—Tienen poco tiempo, sospechan que están acá, deberían irse rápido.
L—¿Cómo sabes que ellos saben?
P—Ellos siempre suelen saber…
J—Claro…
B—¿Qué es lo que sucede afuera de la ciudad? Estoy intrigado.
P—No lo sé, mi alcance en realidad es en la parte céntrica de la ciudad Narutolandia, en las afueras de la ciudad y en los profundos callejones no tengo alcance. Lo que sé lo sé por rumores que escucho y atando cabos. Sé que afuera de la ciudad ellos tienen un control limitado. También sé que una vez que se cierra el pasaje, las afueras quedan inalcanzables para el mundo de donde hemos venido. La ciudad de Narutolandia es la clave, pero la clave, en verdad, la tienen ellos. Es mejor que nunca los conozcan, no los busquen. Yo no sé si he de volver…
L—¿Podemos ayudarte?
P—¡Vayanse ahora! Yo voy a estar bien, tengo un contrato, ellos respetan los contratos por que obran a través de los contratos. Ahora les advierto. Habrá un momento en el que se harán rituales y representaciones públicas en la plaza principal, luego habrán conciertos en vivo, y cuando se escuche el karaoke será la última oportunidad, luego se cerrarán las puertas y puede que muchos estén perdidos por mucho tiempo, o para siempre. Si necesitan ayuda, creo que pueden encontrarla fuera de Narutolandia, pero tengan cuidado, alejarse demasiado de Narutolandia puede alejarlos definitivamente de nuestro mundo. ¡Ahora si, vayanse de inmediato, no responderé mas preguntas!
L—¿Pero…
P—¡Dejenme fumar tranquilo!
J—Si, mejor nos vamos.
B—Vamos de acá Lucía, nos vamos de Narutolandia, esto se está poniendo muy peligroso.— Atravesamos una puerta por donde una escalera caracol conduce a un callejón iluminado.
P—¡No se olviden de escuchar a Bob Marley!— Me pregunté si el último consejo de Pablín era un consejo que nos ayudaría en nuestro viaje, o si ya estaba totalmente volteado…
...