B —X, debo solucionar un problema fundamental que me impide mantener la estabilidad de mi persona en cuanto al rumbo de mi vida.
X —Ya veo... ¡Dime el problema!
B —Aun no lo identifico...
X —¿Cómo sabes tanto al respecto entonces, Berenice?
B —¡Pues porque me duele el píe! El derecho, para ser precisa. Mmmm...
X —¿Te duele el pie?
B —Sí!
X —¿Y como llegaste de un dolor de pie hasta la necesidad de solucionar un problema fundamental, etcétera?
B —¿No sabes?
X —No, no sé... ¿No te molesta cuando se te preguntan cosas obvias para dar intriga?
B —No seas gracioso X...
X —Decías...
B —Decía, que no sabes lo que son las alegorías patológicas.
X —Las... No, eso es nuevo para mi. ¡Y mira que he visto cosas que ni te imaginas, desde cruceros de batalla en llamas más allá del cinturón de Orión, hasta...
B —¿Qué?
X —¿No sábes de lo que hablo?
B —Me estas tomando el pelo, X.
X —¡Por supuesto, Berenice!
B —No es gracioso. ¡A mi me duele el pie, lo cual representa tamaña calamidad para mi, y me tomas el pelo!
X —Perdóname, mi estimada Berenice, sabrás disculpar mi natural cinismo... ¡Cuéntame qué son las “alegorías patológicas”!
B —Fingiré que no estás siendo irónico conmigo...
X —Finge...
B —Cuando tienes un problema en el cuerpo, una enfermedad, un dolor, lo que sea, es en realidad un reflejo de un problema espiritual. Eso es por que la mente domina el cuerpo, aunque la mente es más un mar de caos impredecible... Pero según lo que te duela, o se te enferme, y como, es el problema espiritual a resolver. Resolviendo el problema espiritual se resuelve el problema corporal!
X —Bueno...
B —¿Entiendes X?
X —Entiendo, Berenice...
B —Pensé que alguien como tu sabrías de qué se trataba, y que podrías ayudame a develar mi problema... ¡Pero parece que hoy yo te he enseñado a ti, jeje!
X —¡Oh, sí, me has enseñado! Te duele el pie, y como el pie es la base de sustento de tu cuerpo, se debe de tratar de un problema espiritual que afecta la estabilidad de tu espíritu.
B —¡Sí!
X —Ya veo... Y como caminas con los pies, sigues un camino, lo asocias con “el camino de tu vida”. Y lo de persona tendrá que ver con que se trata del pie derecho, ya que la derecha es la razón, y la persona implica el aspecto racional del ser.
B —¡Bien, X! Creo que sabes de lo que hablo, a lo mejor antes me tomabas el pelo y fingías no saber...
X —Quizás, quizás, todo puede ser...
B —Bien... ¿Qué se te ocurre?
X —A ver... ¡Muéstrame el pie!
B —Sí... … ¡AUCH!
X —Mira, tenías una astilla en la planta, aquí tienes.
B —¿Una astilla?
X —¡Todo tu espíritu, estabilidad emocional, integridad mental y el destino de tu vida, amenazados por una astilla! Una astilla peligrosa, Berenice... Toma, ponla en un lugar seguro en el que no pueda dañar a nadie...
B —Te odio X.
X —Lo sé, gracias!
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“Recuerden que un blog es como una amorfa masa biomecanoide llena de cilicios y falanges qué alegremente se alimenta de vuestros comentarios!”
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2013-11-21
2013-11-16
Transliteraciones
Ella quería lo que él no quería ser
—Benjamín... ¿Interrumpo tu contemplación por la ventana?
—¿Nicol?
—No me digas que estás triste...
—¡Decime que te puedo ser útil en algo!
—No me gusta que tengas esa actitud conmigo
—¿Como te gustaría que me comporte con vos?
—Me gustaría que seas como eras antes...
—Pero eso implicaría fingir, y vos también estarías fingiendo por que sabrías que yo finjo y que digo ciertas cosas cuando quiero decir otras... Y todo ese juego de hipocresías desvirtuaría nuestros diálogos.
—Dejá, no digas más nada!
—La verdad suele ser áspera y amarga, pero está amalgamada de sensaciones que valen la pena ser vividas.
—Lo que decís no tiene sentido, sos un egoísta!
—Es cierto, soles acertar cuando me calificás. Te digo una cosa, sos una de las pocas personas a las que le doy la razón... ¡Deberías sentirte halagada, jeje!
—No le veo lo gracioso... No te importa lo que los demás sientan, das vueltas y no te importa herir a los demás con tus palabras.
—No sé como no herir a los demás... ¡Será mi naturaleza, seré como un erizo!
—¿Ves? Eso no tiene sentido, hablás muchas estupideces.
—No me importa... Lo que para vos es estúpido para mi no lo es, te apresurás siempre a considerar tu criterio como conjunto de universales... Es decir que pensas que sabes la verdad sobre todo.
—Pensé que ese eras vos, el que nunca acepta críticas...
—Depende mucho de quien vengan las críticas... Deberías saber por qué no las acepto, que es por que paso mucho tiempo construyendo mi criterio en las trasnochadas soledades de mi barrio, y que al fin de cuentas siempre sé que nadie puede saber la verdad. Mi verdad, esa la defiendo por que es “yo mismo”... ¿Te aburro, verdad?
—Si, bastante...
—... ¿Te puedo ser útil en algo, entonces?
—No, voy a solucionar mi problema de otra manera...
—Perfecto. Sabes como encontrarme, estoy a tu disposición.
—¡No quiero que estés a mi disposición!
—Pero eso no depende de vos, nena, es mi naturaleza...
—No me digas más “nena”, no soy tu nena, no soy una nena!
—Tenes razón Nicol, no sos ninguna nena, al contrario, tenes todas las virtudes que reivindico en una mujer.
—Cosa que no me interesa, Benjamín, no vuelvas a mencionarlo!
—De acuerdo... ¿Ves lo que digo? Paulatinamente voy suprimiendo cosas que te diría, desde apelativos hasta halagos, apreciaciones y sentimientos. Luego, solo me va a quedar hablarte del clima! A proposito, vi que está nublándose mientras contemplaba por la ventana... Vos viniste con una remerita me parece... Te presto mi campera, si querés.
—No la necesito, seguí contemplando por la ventana Benjamín... Pero... Si tengo las virtudes que reivindicas en una mujer. ¿Por qué me ofreces tu campera?
—¡Buen punto!
—Por que en realidad no queres una mujer como yo, admitilo.
—Te veo como una igual, por eso te compartiría todo.
—No soy tu igual.
—Eso es relativo... Yo hablo de como te veo, o más bien como te percibo... Si bien en algunos casos te admiro y sé que me superás, en otros nena, perdón, Nicol, yo te adelanto con creces. Es relativo, es el contexto del momento...
—Estas dando vueltas...
—¡Y eso lo odiás! Ya sé... Es mi naturaleza dar vueltas. Sabes... Me da pena el que haya muchas cosas que quiero decirte, que nunca te dije y que nunca voy a poder decirte.
—Mejor no las digas.
—¡Ni imaginas lo que quisiera decirte! Pero nunca se van a dar las circunstancias, y forzar las palabras sin excusa alguna no sería agradable. ¿Verdad?
—Talvés si hubieses dicho esas cosas en su debido tiempo, ahora no estarías diciendo estupideces y no tendría que mandarte a la mierda...
—Justamente, eso pasó por haber estado fingiendo.
—Eso pasó por que sos un egoísta y un pedante, que pensás demasiado sobre cosas que son simples.
—Yo... Si hablamos de simplezas... ¿Por que no podés aceptar lo que siento? No pretendo reciprocidad, solo aceptación.
—Te acepto, pero no hables al respecto, por que si yo te acepto a vos, vos me tenes que aceptar a mi. ¿Eso tiene sentido para vos?
—Si, lo tiene...
—Espero que algún día se te pase y vuelvas a ser el de antes, y talvés nunca vuelvas a ser el de antes... Me arrebataste mi ilusión, me decepcionaste, pero deseo que sea solo un tropiezo y que vuelva el amigo que quise alguna vez y en el que podía confiar...
—¿Alguna vez confiaste en mi?
—Si te creí que eras mi amigo, si dejé de lado las sospechas, es por que confiaba...
—Quisiera... También quisiera ser tu amigo, Nicol, y algún día volver a abrazarte y a verte sonreír.
—No te escuché, perdón.
—Decía...
—No, no te escucho, no tiene sentido hacerlo. Haceme saber cuando él vuelva... ¿Sí, por favor?
—Te lo prometo...
Los ojos de Benjamín se humedecieron y en su visión que se volvía borrosa la silueta de Nicol se alejó, y él le daba la espalda a la ventana, y luego quedo contemplando el vacío.
.
—Benjamín... ¿Interrumpo tu contemplación por la ventana?
—¿Nicol?
—No me digas que estás triste...
—¡Decime que te puedo ser útil en algo!
—No me gusta que tengas esa actitud conmigo
—¿Como te gustaría que me comporte con vos?
—Me gustaría que seas como eras antes...
—Pero eso implicaría fingir, y vos también estarías fingiendo por que sabrías que yo finjo y que digo ciertas cosas cuando quiero decir otras... Y todo ese juego de hipocresías desvirtuaría nuestros diálogos.
—Dejá, no digas más nada!
—La verdad suele ser áspera y amarga, pero está amalgamada de sensaciones que valen la pena ser vividas.
—Lo que decís no tiene sentido, sos un egoísta!
—Es cierto, soles acertar cuando me calificás. Te digo una cosa, sos una de las pocas personas a las que le doy la razón... ¡Deberías sentirte halagada, jeje!
—No le veo lo gracioso... No te importa lo que los demás sientan, das vueltas y no te importa herir a los demás con tus palabras.
—No sé como no herir a los demás... ¡Será mi naturaleza, seré como un erizo!
—¿Ves? Eso no tiene sentido, hablás muchas estupideces.
—No me importa... Lo que para vos es estúpido para mi no lo es, te apresurás siempre a considerar tu criterio como conjunto de universales... Es decir que pensas que sabes la verdad sobre todo.
—Pensé que ese eras vos, el que nunca acepta críticas...
—Depende mucho de quien vengan las críticas... Deberías saber por qué no las acepto, que es por que paso mucho tiempo construyendo mi criterio en las trasnochadas soledades de mi barrio, y que al fin de cuentas siempre sé que nadie puede saber la verdad. Mi verdad, esa la defiendo por que es “yo mismo”... ¿Te aburro, verdad?
—Si, bastante...
—... ¿Te puedo ser útil en algo, entonces?
—No, voy a solucionar mi problema de otra manera...
—Perfecto. Sabes como encontrarme, estoy a tu disposición.
—¡No quiero que estés a mi disposición!
—Pero eso no depende de vos, nena, es mi naturaleza...
—No me digas más “nena”, no soy tu nena, no soy una nena!
—Tenes razón Nicol, no sos ninguna nena, al contrario, tenes todas las virtudes que reivindico en una mujer.
—Cosa que no me interesa, Benjamín, no vuelvas a mencionarlo!
—De acuerdo... ¿Ves lo que digo? Paulatinamente voy suprimiendo cosas que te diría, desde apelativos hasta halagos, apreciaciones y sentimientos. Luego, solo me va a quedar hablarte del clima! A proposito, vi que está nublándose mientras contemplaba por la ventana... Vos viniste con una remerita me parece... Te presto mi campera, si querés.
—No la necesito, seguí contemplando por la ventana Benjamín... Pero... Si tengo las virtudes que reivindicas en una mujer. ¿Por qué me ofreces tu campera?
—¡Buen punto!
—Por que en realidad no queres una mujer como yo, admitilo.
—Te veo como una igual, por eso te compartiría todo.
—No soy tu igual.
—Eso es relativo... Yo hablo de como te veo, o más bien como te percibo... Si bien en algunos casos te admiro y sé que me superás, en otros nena, perdón, Nicol, yo te adelanto con creces. Es relativo, es el contexto del momento...
—Estas dando vueltas...
—¡Y eso lo odiás! Ya sé... Es mi naturaleza dar vueltas. Sabes... Me da pena el que haya muchas cosas que quiero decirte, que nunca te dije y que nunca voy a poder decirte.
—Mejor no las digas.
—¡Ni imaginas lo que quisiera decirte! Pero nunca se van a dar las circunstancias, y forzar las palabras sin excusa alguna no sería agradable. ¿Verdad?
—Talvés si hubieses dicho esas cosas en su debido tiempo, ahora no estarías diciendo estupideces y no tendría que mandarte a la mierda...
—Justamente, eso pasó por haber estado fingiendo.
—Eso pasó por que sos un egoísta y un pedante, que pensás demasiado sobre cosas que son simples.
—Yo... Si hablamos de simplezas... ¿Por que no podés aceptar lo que siento? No pretendo reciprocidad, solo aceptación.
—Te acepto, pero no hables al respecto, por que si yo te acepto a vos, vos me tenes que aceptar a mi. ¿Eso tiene sentido para vos?
—Si, lo tiene...
—Espero que algún día se te pase y vuelvas a ser el de antes, y talvés nunca vuelvas a ser el de antes... Me arrebataste mi ilusión, me decepcionaste, pero deseo que sea solo un tropiezo y que vuelva el amigo que quise alguna vez y en el que podía confiar...
—¿Alguna vez confiaste en mi?
—Si te creí que eras mi amigo, si dejé de lado las sospechas, es por que confiaba...
—Quisiera... También quisiera ser tu amigo, Nicol, y algún día volver a abrazarte y a verte sonreír.
—No te escuché, perdón.
—Decía...
—No, no te escucho, no tiene sentido hacerlo. Haceme saber cuando él vuelva... ¿Sí, por favor?
—Te lo prometo...
Los ojos de Benjamín se humedecieron y en su visión que se volvía borrosa la silueta de Nicol se alejó, y él le daba la espalda a la ventana, y luego quedo contemplando el vacío.
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2013-11-12
Sobre el tratamiento del crimen
Hay un lado oscuro en cuanto al crimen y que la sociedad no suele enfrentar. Se sostiene que la lucha contra el crimen está en la calle y a a través de la fuerza pública. Si las personas son lo que son principalmente por la crianza y la educación que reciben, y por las experiencias vividas... Entonces sería lógico resolver que el tratamiento del crimen se halla en la educación. Primero en la prevención, por supuesto... Pero cuando el crimen ya se cometió, cuando la persona ya se ha convertido en criminal, no quiere decir que se deba dejar de educar.
Un punto erróneo del tradicional combate contra el crimen, que ya se vislumbra con la expresión "combate contra el crimen", está en que luego de la persecucíón policial viene la privación de la libertad como el principal de los castigos. El concepto tradicional para tratar el crimen es, pues, el castigo. "No delincas por que te castigo, no vuelvas a delinquir por que te castigo peor"...
De esta manera estamos tomando a una persona que ya tiene un desequilibrio social y la exponemos a experiencias perturbadoras que incrementan ese desequilibrio. Entonces considero que lo más apropiado es reemplazar el sistema carcelario castigador por un sistema de rehabilitación y o contención.
Hay dos clases de crímenes, los provenientes de la conducta y los provenientes de una patología neuropsiquiátrica. Los primeros pueden ser rehabilitados, los segundos no.
En el primer caso, los criminales deberían ir a instituciones militarizadas que les eduquen en los valores del trabajo y les den formación, y luego un programa del estado les asegure trabajo digno ya que dificilmente un privado lo haga y está en su derecho no hacerlo. En conjunto, un constante seguimiento y contención.En el caso de rehincidir se deberían endurecer las penas paulatinamente hasta la cadena perpetua, pero siempre con trabajos comunitarios impuestos. En el caso de la cadena perpetua sería apropiado permitirles a los condenados el optar voluntariamente por su propia eutanasia.
En el segundo caso, los criminales son enfermos mentales como lo son los psicópatas, los torturadores y violadores. También los son la mayoría de los drogadictos debido a que ya tienen un daño cerebral y una alteración biológica que influye en su conducta. En primera instancia la reclusión no sería con fines de castigo, ya que castigar a un enfermo es absurdo. La reclusión sería para aislar al criminal de los ciudadanos y de los otros criminales. Dependiendo el tipo de patología es el tipo de reclusión, siempre asociada al tratamiento neuropsiquiátrico crónico. En los casos de psicópatas y violadores, por ejemplo, la reclusión sería perpetua y de máxima seguridad.En el caso de otros desequilibrios y algunos drogadictos leves se podría hablar de reclusiones mas suaves, pero sí militarizadas y con vistas de una posible reinserción social. Los programas y tratamientos de estos criminales serían diferentes a los antes mencionados y se privilegiaría el confinamiento de los mismos en pueblos aislados o en centros neuropsiquiátricos crónicos, en donde trabajarían para ganarse ciertos beneficios sociales y tendrían siempre contención psiquiátrica y médica.Se debería también otorgar a aquellos reclusos perpetuos el derecho a la eutanasia.
Lo que sí debe quedar bien en claro son tres cosas.La primera, es que el castigo y el sistema carcelario tradicional no hace más que degenerar aun más al criminal.La segunda, que la eutanasia por un lado es más humana que el confinamiento, pero que la corrupción de los funcionarios públicos hace altamente peligrosa la "pena de muerte".Tercero, que no se puede mezclar ladrones con violadores, con psicópatas, con drogadictos, etc. Son diferentes clases de personas, con diferentes crimenes, diferentes motivaciones y diferentes tratamientos.
Por último. El querer vengarse de alguien que hace un daño me parece perfecto, siempre que uno tenga los cojones de hacerlo en lugar de esconderse detrás del estado pidiendo "justicia" cuando lo que se quiere es venganza.Y no tiene el más mínimo sentido vanagloriarse de la civilización humana si se sigue sosteniendo el arcaico y brutal sistema de castigo, tortura y muerte.
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Encuesta sobre el libre pago de los impuestos.
Me gustaría saber la postura de las personas sobre cómo deberían usarse sus impuestos. Para ello elaboré una muy básica encuesta que se encuentra en la parte superior de la columna de la derecha.
La encuesta terminó y el resultado puede apreciarse al final del blog!
Al responder la encuesta me gustaría que se tenga en cuenta el siguiente modelo hipotético:
- Los impuestos serían proporcionales a las ganancias de los individuos y de las empresas.
- Abría excepciones al pago de impuestos, pero dejo a criterio de cada uno decidir si merece esa excepción.
- Todo lo que el estado sostiene con impuestos estaría condicionado por la elección de los ciudadanos sobre sus impuestos, incluyendo los casos en que se trate de la Iglesia Católica.
- Todo ciudadano podría cambiar el destino de su impuesto habiendo esperado un lapso de tiempo que podría ser 6 meses.
- El voto es excluyente para simplificar la encuesta...
- El presupuesto de la recaudación de los impuestos sería público.
Agradezco a todos los que se presten a responder, sean anónimos o personas que conozca!
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