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2014-10-07

Juegos Marginales


—No me mires así, me avergonzás. Nunca salí con un hombre tan grande como vos.

—No sos lo que pareces.

—¿Qué querés decir?

—Sos un demonio en el cuerpo de una jovencita.

— … ¿Eso crees? … ¿Eso te excita?

—Me da tristeza. Vos deberías estar corriendo en un campo de flores silvestres.

—Qué cursi, y qué aburrido!

—Y yo debería estar leyendo un libro en un bote en un lago sereno. ¡Y mirá en donde estamos ahora!

—¿En una cita?

—En un bar lleno de publicidades, en una ciudad que no se detiene y con empresas que compiten a costa de todo. Y no podemos escapar por que ya estamos manchados, nuestras naturalezas están pervertidas.

—Entonces no tenemos nada que perder, eh? ¿Vamos a un lugar más cómodo?

—¡Ay, no! Pensé que podía salvarte, apareciste así como por accidente...

—Quizá no...

— … Pero no hay nada que salvar.

—¿Y yo a vos no podría salvarte? No, tampoco muchachote, no tenemos que salvarnos, solo tenemos que dejar de hablar tonterías e ir a otro lugar. Si no me voy con vos me voy a ir con otro... Mirá a tu alrededor... Puedo, realmente puedo, irme con cualquiera. O puedo irme con vos.

—Me dasafiás, linda! Sí, quiero que vengas conmigo, pero no a un lugar cómodo.

—¿Qué mierda querés? ¡Dejá de hacerte el misterioso!

—Te vestís de cordero para aprovecharte oportunamente de los lobos. Pero lo haces por vos, para sobrevivir. Yo quiero convencerte de que hay una razón más importante para aprovecharte de los lobos. ¡Matarlos!
Soy un verdugo, uno de esos que persiguen...

—Payaso... Vos no...

—Te voy a volver a buscar para que me cuentes si vas a querer venir conmigo. Lo que hagas ahora, con quien te acuestes, no me importa, pero... Luego, cuando estés en el lecho, miralo. Imaginate que lo apuñalas sin piedad. Imaginate que podés hacer que todo explote... Luego, pensá que nosotros tenemos recursos para hacerlo y que ya empezamos.
Te doy un beso, chau, te hablo luego.


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2014-08-28

Anhedonia 01

Bajé por una calle gris en pendiente y doblé a la izquierda, habría jurado que era N. Alem pero no lo era, pero era todo gris.  A media cuadra vi un cartel, el único con algo de color, era una lavandería justo en donde la señora de camisón verde me dijo.  Ya me había olvidado que llevaba ropa para lavar, pero ahora me pregunto si acaso no la llevaba y solo apareció conmigo para justificar que entre allí.  No importa, tenía que entrar a la lavandería.  Las lavanderías me gustan tanto como me gustan los andenes, y quienes me conocen saben que tengo un fetiche con los andenes...
Ya a poco de entrar me invadió el aroma a suavizante.  Fue como entrar en una jungla de ropa suave que te acaricia al rosarla, de tohallas mullidas y sábanas calientes.  Creo que un par de lavarropas funcionaban, la ropa subía y caía continuamente.  Y entre las maquinas cuadradas la forma de una mujer.  Joven, mostrando sus piernas y descalza, hurgando entre los dedos de sus pies, y una camiseta.  No tenía corpiño.  Pelo corto y pulseras.  No me prestó nada de atención cuando entré y me acerqué al mostrador del final del lugar.  Detrás del mostrador había oscuridad pero ninguna señal de un empleados.
"¿Sos la encargada de la lavandería?"
"Sí.  Treinta el lavado rápido y setenta el lavado completo.  Puede dejar su ropa y pasarla a buscar dentro de unas horas."
"Oh, gracias...  Me quedo esperando."
Puse a lavar mi ropa, eran tres calzoncillos, dos remeras, cuatro pares de medias y un par de prendas a las que no les presté más atención.  La ropa giraba y hacía ruido al caer.
"Sabe, tiene que traer más ropa, esperar a que se le acumule, así ahorra dinero.  Mientras que quepa en el lavarropas cuesta lo mismo"
"Lo voy a tener en cuenta ahora que he encontrado este lavadero!"
La muchacha se había relajado y acomodado en el banco en donde estaba y miraba un ventilador de pared que giraba muy lentamente.  Lo miraba como hipnotizada, yo lo miré también y me pregunté qué tenía de interesante...  A lo mejor eso era lo interesante, lo ordinario, un objeto que está ahí, que podría haber estado en otro lado.  Preguntarse qué es lo que lo define como tal...  Sí, es un ventilador por que fue creado para ello y cumple su función.  ¿Pero si me olvidara de lo que es un ventilador?  ¿Y si se exterminara toda la humanidad, si todos muriesen en alguna intoxicación masiva, y entonces no hubiese nadie que pudiese decir "uh, es un ventilador"?
Me percaté de que me estaba mirando, sus ojos oscuros me presionaban generando su propia gravedad.  Seguí mirando el ventilador, pero intuía que ella sabía que yo sabía que me estaba mirando, y que yo sabía que ella sabía que sabía, y yo miraba el ventilador por que ella miraba el ventilador y seguramente ella sabía que yo miraba el ventilador por que ella lo miraba, y...  Y ella...  Es decir, ahí estaba yo fingiendo, haciéndome el boludo mientras era observado por una ninfa del suavizante para ropa, sería una tontería no absorber la gravedad de su mirada con la mía.  La miré como con normalidad pero en ese lapso de tiempo en que me preguntaba si ella sabía que yo sabía que sabia, que sabía, que sabía y sabíamos...  En ese lapso se puso a mirar el lavarropas delante de ella, como giraba y caía la ropa siendo lavada.  Mi pensamiento, sospecho, me habrá hecho parecer como que no sabía que ella sabía.  Es decir, a lo mejor pensó que realmente no miré el ventilador por que ella lo miraba tratando de encontrar lo que ella había encontrado en él.  Al menos no tenía por qué mirar el lavarropas frente a ella, tenía mi propio lavarropas, y la espuma se alborotaba como olas en tormenta entre rocas de acantilado.  Y me sentí que estaba en la costa, una combinación de humedad de mar con suavizante, olas con tambores que giran con prendas dentro.  Ahora creo que efectivamente hay una costa cerca, sé con plena convicción de un parador de cemento con escaleras que dan a la playa abandonada.  ¿En donde está la gente que no está en la playa?  Si bien no soy amante de la arena y el sol y prefiero los andenes de las terminales pero...  ¿Perderse esa poesía?  ¿Donde mierda estoy?
...
Algo habré hecho con mi cara, ella me miraba de nuevo pero con curiosidad como si hubiese encontrado algo peculiar, como un ventilador que podía devolverle la mirada, o eso se pasó por mi mente.
"¿En qué pensás?  Creo que sos una persona libre, hace mucho no me encontraba con alguien libre.  Estás haciendo un viaje astral a través del lavarropas.  (yo lo hago a veces)  ...  ¿En qué pensas?"
"Creo que hay una playa cerca, y está abandonada, y me preocupa."
"¡Fascinante!"
"¿Es cierto, hay una playa?"
"Para nada, lo que decis no tiene el más puto sentido.  Pero, a la vez, es lo más sensato que me podrían haber dicho luego de clavarse mirando un lavarropas andando."
"¿Qué pensabas mientras mirabas el ventilador?"
"Pensaba en motores gigantes y me invadió una sensación de vértigo y pequeñez tal que no podía mover un músculo.  Muy pocas veces me pasa y cuando pasa trato de que dure lo más posible."
"¿Te gusta trabajar en esta lavandería?"
"Me da libertad, o mejor dicho, no me la quita.  A mi no me la quita pero seguramente a otra persona no le pasa lo mismo.  Pero sin embargo me parece que a vos realmente te gusta el lavadero, estar rodeado de estas máquinas y el olor a suavizante."
"También me gustan los andenes"
"Haceme acordar preguntarte por qué en algún otro momento, ahora no.  Mirá, ya tenés que sacar la ropa y ponerla en la secadora.  Voy a buscarme una cerveza..."
Y me quedé sonriendo maravillado ante la ninfa del lavadero que iba descalza a buscar cerveza entre maquinas y acariciada por suavizante.


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2014-07-31

puncion


"Levemente punzante, pasando de lado a lado. Una lenta fricción y luego un vacío. Ardor, extrañeza, y al final como si nada."


Que tentación me da estimular ese dolor que es como picor, tironear, refregar, retorcer, apretar, ahogar las sensaciones y mezclar el ardor con el instinto por la vida, realzando el placer, como un picante revolviéndose en el paladar... Solo me contengo por tener la claridad de que mis juegos abrirán nuevamente la herida y así nunca acabará de cerrar, entregándome una y otra vez al vicio de las sensaciones opuestas. Dolor y placer. Pero ay! La herida, también quiero jugar con la herida, con el vértigo de lo irreparable y de dolores y placeres acechando en un abismo de sangre caliente...


Y lo próximo serán escamas brotando por toda mi espalda, mutándome, terminando de cambiar mi valoración de la moral. Curvando mi ya retorcida libido y exaltando mi locura como medio de autorealización.


No sé si puedo esperar y contenerme, ya quiero jugar con el dolor de la herida!


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2014-07-08

Dilema del lagarto

Un escalofrío recorrió su cuerpo y al fin lo sintió placentero y familiar, su sangre era fría, sus dedos escamosos muertos, y su mirada vacía.  Sacrificó su larga cola para siempre y ahora camina entre los bípedos simulando, como todos, pero sabiendo y teniendo bien clara su naturaleza...


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2014-07-01

Entrelazados en los Andenes

Dos manos entrelazadas, dos cuerpos avanzando con oscilante sincronía, una sucesión de andenes iluminados de artificial día, rodeados de un mar de noche mundana. Lapsos de silencio, periodos de palabras, la fascinación de creerse fuera del mundo. ¿Y en qué otro lado? ¿En el mundo de él o en el mundo de ella? Dos universos similares y distintos únicamente unidos por dos manos entrelazadas y meciéndose en cuerpos supervivientes de la mundana noche. Andenes eternos, tan eternos como se puede llegar a sentir la eternidad, tan eternos como se puede sentir todo aquello que puede sentirse. Sin preguntas y sin cuestiones, demorando cuanto más pueda demorarse lo que se sabe que va a pasar, sin que importe, fingiendo que no importa, fingiendo que no va a pasar, demorando colmados del sentimiento de eternidad manteniendo la cadencia al avanzar por los andenes. Dos mundos que observan desde el más allá la oscuridad y las luces, con el pensamiento ausente, intentando tocarse y encontrarse, sincronizarse, pero manteniendo celosa integridad.
Inercia en el vacío y un afilado péndulo acercándose. Segundos, minutos, horas, una noche eterna durante un breve momento. Una danza de fantasmas indiferentes, una distorsión... La muerte adelante. La muerte silenciosa, sin ojos y sin cara, reina de la ausencia, sosteniendo con correas a los fantasmas. Acechando desde afuera, en un mundo muy real y olvidado, fuera de lo eterno de los andenes.

El peso de los años, el dolor de las heridas, la densidad en la respiración, el ardor en la mirada, la desesperación de la monotonía fría hacia el último latido, todo, todo esto suspendido. La inmortalidad alcanzada en un breve instante, la vitalidad de la infancia aprisionada entre dos manos con una fuerza desgarradora y la angustia de la próxima liberación. Saber lo bello de lo efímero por efímero y fingir que jamás terminará. Y todos los más inocentes deseos condensados en una lágrima que todavía no colapsa contra el suelo. Intensidad antes de la muerte de la inmortalidad. Aquí está la magia! La magia es el drama que se sabe, saber verse en la vida, poder pausar el tiempo y saber que se está muriendo la dulzura sostenida por la fantasía del niño que ya no se es. La magia verdadera que se desprende desesperadamente del mundo cronometrado y medido, una sensación sublime, la falta de gravedad en el preciso momento antes de caer y terminar con todo.


Y luego de todo esto, en una vulgar habitación llena de estorbos, la pregunta angustiante de si es posible seguir fingiendo que hay una estructura en la razón y el control. La pregunta angustiante de si quizás, uno mismo, ya está muerto.


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2014-06-27

Vertigo

El pasado y el futuro no existen, los recuerdos y las especulaciones se entrelazan, al final terminamos inventándonos escenas convenientes y vivimos una parodia que encaja entre ellas.  Pero el momento mismo, desnudo de recuerdos y especulaciones, deja caer despiadadamente los disfraces y ya no hay parodia.  Solo hay piel y aliento, senderos y esquinas, palabras y miradas, y no son necesarias las escusas para converger en una nueva invención y vivirla...

De todos modos, he leído lo que me dijo que leyera, los paralelismos me dejaron pasmado y luego reí a carcajadas, ella me hizo amar a Cortázar en un instante, aunque esa es una tramposa desviación y yo lo sé...

Lo sublime es una dualidad que pretende ser uno, una danza ante el abismo.  Es un vértigo sublime encontrar lo que uno busca.


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2014-06-16

La densa falta de inspiracion


Una pesada densidad invadió sutilmente el cuarto, no supe bien en qué momento fue.  Quizás era la sugestión de los libros que me había tentado leer pero que abandoné a las pocas palabras de haberlos empezado, quizás era el lapiz sobre los papeles en el escritorio, quizás era la ropa abrigada y la ventana que me separaban de un ambiente helado.  La ventana...  Sabía que había tras ella un calle con árboles conocidos y esporádicos vehículos que surcaban, pero cuando el momento era invadido por el silencio, la idea en mi era que tras esos vidrios y maderas no había más que un páramo solitario y bubloso.  Todavía tengo esa sensación de ahogamiento desde la cena, y no creo que haya sido por lo que comí, o por la música que escuché.
La música es un episodio aparte, pensé en un momento que la música volvía denso el aire dificultándome el respirar, pero en verdad la densidad ya estaba, sentía que siempre había estado, y la selección de la música era la respuesta impulsiva de saberme en medio de esta opresión.

Ya había sentido la sensación que me invadía, lo terrible de ella era una ciega ansiedad, como un relato terrorifico que ya ha perdido la inspiración del miedo y solo concatena incomodidades...  En mí se hace más latente por la falta de la apropiada inspiración, eso es lo terrible.  ¿Como poder esplicar la desasón de querer crear si poder hacerlo?  Querar escribir y no saber qué palabras plasmar, tener el lapiz muerto entre los dedos sin que se visualicen en el blanco las línes convincentes que inicien esa reacción en cadena.  La inspiración creo, no tiene nada que ver con una idea, sino con un estado anímico, es una chispa que produce un efecto de concetración profunda en la acción que se realiza...  Pero la falta de la inspiración, la ausensia de esa chispa...  El entorno se solidifica, el aire se vuelve pesado, los muebles crecen y se vuelven gruesos y a punto de caer, el polvo repta hace uno, y las tentativas de producción son acorraladas por interrupciones e incomodidades.

No estoy seguro de poder escribir un cuento de hadas...  Mi calabaza nunca fue carruaje, mis ratones nunca fueron corceles, y por los dioses que me alegro de no haber tenido zapatillas de cristal!  En el cuento que ptrotagonizaría habitaría un pantano, denso y humedo, con oscuras aguas plagadas de alimañas y un cielo que se abre hacia un abismo arcano con eternos vigilantes rondandolo...  Creo que jamás iría a rescatar a una princesa, es más probable que alguna ninfa trate de rescatarme a mi, pero con muy poco probable éxito.

Lentamente los párpados se dejan seducir por la densidad.  El estancamiento oprime la consciencia y el sueño se entremezcla con el pantano y la multitud de alegorías recurrentes de mi pasado.  El dormir se vuelve la muerte, y el sueño una promesa inocente y vacía.  La disminución de los reglones y la mayor tardanza en llegar de las palabras, es la antesala de la derrota de esta batalla.  Sin espadas, sin un caballo blanco, sin un castillo encantado...  Solo una cama y un cuerpo cansado...

¿Qué fue eso?  ¿Fue un trueno?  ¡Valiosa esperanza!  Presagio divino de la naturaleza...  Una purificadora lluvia, talvés, venga a arrastrar esa pesadés hacía más alla de donde imagino.  Las ninfas son de la naturaleza, las alimañas también, y yo soy de la naturaleza aunque me lo olvida con tantos artefactos en mi alrededor.  Sé que no es ni más ni menos que la vivificación de una de esas alegorías con marcado simbolismo personal.  ¡Pero la lluvia es tan poética para mi!  Es la más pura de las poesías, la que siento al experimentar el entorno inmediato, y es un fenómeno mágico a su vez.  Siempre me ha inspirado ese hambiente, quizás sea el desencadenante...  Quizás la derrota del sueño me atrape antes de que se transmute el páramo pantanoso en pueblo adoquinado...  Pueblo adoquinado, vieja iglesia, una posada cálida en una mañana de niebla, una señora gorda haciendo pan, un misterio aun no descubierto, el principio de una historia...  ¡Y tan solo pasó un trueno!

Espero al despertar agarrar ese lápiz.


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2014-01-29

¿Qué dirías?


Hoy dime la verdad y se sincero:
¡Óyeme bien, Amor!, ¿Qué pensarías?
¡Óyeme bien, Amor!, ¿Qué me dirías
si alguna vez supieras que te quiero?

¿Verdad que suena raro? ... Y no te hiero.
No me contestas nada y, sin embargo,
Soy yo, la herida por tu Amor Amargo:
Por esa herida poco a poco muero.

¿Acaso no es igual llanto que risa?.
Tu dejaste en mi vida un agujero;
Por él, mi vida lenta se desliza.

Ya sé que te sorprende mi sonrisa.
¿Me miras? ...  Ya sé.  Yo lo diré primero:
¡Ya sé que tú sabías que te quiero!



"¿Qué dirías?"
Lidia Marta Armental