—No me mires así,
me avergonzás. Nunca salí con un hombre tan grande como vos.
—No sos lo que pareces.
—¿Qué querés decir?
—Sos un demonio en el cuerpo de una jovencita.
— … ¿Eso crees? … ¿Eso te excita?
—Me da tristeza. Vos deberías estar corriendo en un campo de flores silvestres.
—Qué cursi, y qué aburrido!
—Y yo debería estar leyendo un libro en un bote en un lago sereno. ¡Y mirá en donde estamos ahora!
—¿En una cita?
—En un bar lleno de publicidades, en una ciudad que no se detiene y con empresas que compiten a costa de todo. Y no podemos escapar por que ya estamos manchados, nuestras naturalezas están pervertidas.
—Entonces no tenemos nada que perder, eh? ¿Vamos a un lugar más cómodo?
—¡Ay, no! Pensé que podía salvarte, apareciste así como por accidente...
—Quizá no...
— … Pero no hay nada que salvar.
—¿Y yo a vos no podría salvarte? No, tampoco muchachote, no tenemos que salvarnos, solo tenemos que dejar de hablar tonterías e ir a otro lugar. Si no me voy con vos me voy a ir con otro... Mirá a tu alrededor... Puedo, realmente puedo, irme con cualquiera. O puedo irme con vos.
—Me dasafiás, linda! Sí, quiero que vengas conmigo, pero no a un lugar cómodo.
—¿Qué mierda querés? ¡Dejá de hacerte el misterioso!
—Te vestís de cordero para aprovecharte oportunamente de los lobos. Pero lo haces por vos, para sobrevivir. Yo quiero convencerte de que hay una razón más importante para aprovecharte de los lobos. ¡Matarlos!
Soy un verdugo,
uno de esos que persiguen...
—Payaso... Vos no...
—Te voy a volver a buscar para que me cuentes si vas a querer venir conmigo. Lo que hagas ahora, con quien te acuestes, no me importa, pero... Luego, cuando estés en el lecho, miralo. Imaginate que lo apuñalas sin piedad. Imaginate que podés hacer que todo explote... Luego, pensá que nosotros tenemos recursos para hacerlo y que ya empezamos.
Te doy un beso, chau, te hablo luego.
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