Benjamín—¡Carajo! Mis ojos me engañan. Juraría que esos dos viejos que juegan al ajedrez no eran ni más ni menos que Holmes y Moriarty. Con la fichas blancas y negras respectivamente…
Juan—No podía ser de otro modo!
Lucía—Estás loco Benjamín.
Juan—Pero si lo imaginas existe… ¿O no mi querida Lucy?
Lucía—¡No empiecen con eso!
...
2 comentarios:
Totalmente. Yo no puedo dejar de pasar frente a la iglesia de Juramento. SE que algun dia voy a encontrarme con la pelirrojesca Alejandra o con el siniestro y oscuro Fernando. Y es que, despues de todo, ¿no me he topado ya alguna que otra vez con benjamin y con lucia?
Toda la ficción no provee de una mismo, a decir verdad, la cuota de inspiración siempre es mínima. Solemos armar cosas aparentementenuevas con fragmentos de experiencias ya vividas.
¿Como podemos saber si no es en realidad que no inventamos nada, y en su lugar copiamos todo lo que podemos?
(Bueno, copiamos todo lo que podemos)
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