Su sonrisa
a veces se apagaba, pero cuando se encendía al mirarme casi podía sentir como
se expandía el universo, tan amplio, tan diverso. Ella era cautivante como es la primera vez
que ves y oís el mar en persona una mañana.
Ella era poesía pura, por que la poesía tiene un mensaje armonizado con
rimas y simetría, pero es forzado, una copia de algo que por naturaleza es tan
sublime que es difícil de explicar, así era ella entonces, la verdadera poesía
inexplicable e inigualable.
Yo no sé
que clase de malevolencia divina habita entre nosotros como para implantar en
ella una desgracia que la haga llorar.
No puedo entender como Gaia puede permitir que una de sus más valiosas
hijas palidezca por el dolor de su alma.
Por que ella es uno de esos seres nobles y bellos para los que existe
este mundo, por que en ella habitan las virtudes de lo humano. Solo alguien como ella puede hacer brotar
lágrimas de un rostro de piedra como el mío, por que alguien como yo, que ha
permanecido en el frío vacío, solo puede justificar la existencia con ideales
de nobleza que puedan ser encarnados.
Creo que la
vulnerabilidad es su juego, no sé si es consciente de ello. Su delicadeza está presente en cada
movimiento y palabra, y hasta en su silueta, y contrasta con la sociedad y
contrasta conmigo. La melancolía que con
sutileza se desprende de su sonrisa puede hechizar y seducir talvez más de lo
que podría hacer con coqueteo. Es la
clase de persona que inspira el deseo profundo de ser protegida, ella es la
clase de mujer que puede llenar de orgullo y valentía a quienes luchan en su
nombre. Aun no entiendo como puede estar
sufriendo…
Su cabello brilla
por si solo y sus ojos pueden hacerme sonrojar, y no puedo dejar de contentarme
cuando ríe, es señal de que existe lo bueno en este mundo. De su cuello cuelga el amuleto de una
mariposa, escalofriante alegoría de ella misma.
Pequeña, bella y frágil, criatura de primavera y mensajera del amor de
las flores, nacida para ser efímera… Fingiendo
tener el control y tratando de vivir lo que no pudo vivir, callando las
tristezas más crueles, entregándose al riesgo del azar y la incertidumbre. Como una mariposa, lúgubre pensamiento en mí,
por que las mariposas se extinguen tan rápido, y no quiero que ella se extinga.
No puedo
intervenir, las leyes cósmicas me lo prohíben, eso o simplemente que mi ajena
persona no encaja. Es por eso que a este
invierno lo siento más frío que a ningún otro, por que me siento impotente. Si no puedo hacer algo por ella no soy útil,
y si el destino que le cae es de sombras, significa que el universo es
fatídico. Su recuerdo me aviva alegría y
tristeza, melancolía y furia, y las palabras se me hacen insuficientes para
explicar la desilusión que los tiempos me imprimen. ¡Ay, como quisiera, tener las palabras que
guíen su camino, y tener la fuerza para apartar los obstáculos en él, y poder
ver la alegría en su rostro y escuchar su canto nuevamente! ¡Ay, como quisiera ser más que un hombre, ser
un dictador, un dios! Estamos a la
deriva, yo lo siento, y se me aleja, y la helada ventisca me abraza
sádicamente, el calor del Sol no me alcanza.
No hay rayos de
Sol en este inverno, los cuerpos muertos de las mariposas yacen junto a las
flores marchitas. Yo espero un río de
vida, una señal, el surgimiento del poder que me permita corregir la condena
escrita de esta historia. Quiero saber
que se hundirán en el profundo abismo del océano sus penas y que su vos traiga el
jolgorio. Que su mágico baile haga
florecer la dicha del mundo casi estéril.
Por que yo la necesito, por que el mundo la necesita, por que su
existencia y su felicidad justifica el universo. Solo su risa puede espantar los fantasmas de
las pesadillas y curar las heridas del austero tiempo.
—¡Despierta! Date cuenta quien eres. Date cuenta que contagias felicidad a quienes te
rodean. Date cuenta que tu humor hace
que se abra o cierre el cielo. Si te
caes todo se cae. ¡Despierta! Date cuenta de cuanto vales.
..